Por Rodrigo González
Un día como hoy pero de 1949, nació Joaquin Sabina, el “flaco de Úbeda”, uno de los #cancionistas más importantes de Iberoamérica. Pese a que comenzó a una edad tardía a editar discos en comparación con sus símiles coetáneos como: Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute y Víctor Manuel, mostró siempre ser una pluma certera.
Desde aquél primer y bien logrado álbum #Inventario (1978), fue cuando inició la revolución sabinera. Esas canciones se acercaron al Sabina más trovador, bajo las influencias de Bob Dylan y Leonard Cohen. En la intimidad de su guitarra con algunos sonidos adicionales.
Y es que el autor de “Peces de Ciudad” con la complicidad de dos aliados de gran parte de su obra: Pancho Varona y Antonio García de Diego, serían el tridente perfecto de profundidad lírica y sonora. Ellos tres han compuesto varias de las canciones más audaces en el repertorio del cancionero español y, más allá de sus fronteras.
Otras de sus influencias más notables son Serrat y José Alfredo Jiménez, sobre éste último es preciso señalar que ha abrevado en los últimos años de su obra. Canciones rancheras con aire de Chavela Vargas y profundidad de “El Rey”. Ambos personajes le volaron la cabeza simbólicamente hablando para mirar musicalmente a México y ser uno de los visitantes pródigos en tierra azteca.
Sabina es un poeta lúcido, bukovskyano, con reminiscencias de García Montero. Él ha construido su propia personalidad con todas sus influencias, que a decir de Kitflus, productor y músico catalán de altos vuelos, “el Sabina que conocemos en el escenario es el mismo que nos podemos encontrar en un bar de Madrid. Es él mismo siempre”.
Larga vida al chico rebelde de la Canción Española…