Ayer, Donald Trump celebró su triunfo electoral ante más de 20 mil simpatizantes, a los que prometió cumplir el mandato de asegurar la frontera con México, deportar a los migrantes que hayan cometido delitos, a fin de detener la “invasión” y restaurar “la ley y el orden” en las ciudades de Estados Unidos.
“Nuestro nuevo gobierno va a heredar desastres en el país y en el extranjero, una economía infectada de inflación y altas tasas de interés, una crisis fronteriza catastrófica. Tienen una política de fronteras abiertas”, criticó en medio de aplausos de sus simpatizantes, que colmaron la arena Capital One, en Washington.
Trump, quien adelantó que abrogará todas las órdenes ejecutivas de Joe Biden a partir de este lunes, tiene previsto desencadenar un tsunami de acciones y órdenes ejecutivas para cumplir lo que considera es el principal mandato de los votantes estadounidenses: asegurar la frontera con México para frenar el ingreso de inmigrantes indocumentados y de fentanilo.
Trump, quien había ofrecido convertirse en dictador sólo por un día y “sellar” la frontera con México, planea firmar una “declaratoria de emergencia nacional” que podría incluir recursos humanos, logísticos y técnicos adicionales a la frontera sur, poner fin al programa Catch & Release (Detén y Libera) y requisitos especiales a solicitantes de asilo.
“Después de años de construir naciones extranjeras, defender fronteras extranjeras y proteger tierras extranjeras, por fin vamos a construir nuestro país, defender nuestras fronteras y proteger a nuestros ciudadanos, y detendremos la inmigración ilegal de una vez por todas. No nos invadirán. No nos ocuparán. No nos infestarán. No nos conquistarán”, arengó Trump tras prometer acciones “agresivas”.