PONDERANDO SU CARRERA Y LA ALEGRÍA PROFERIDA EN SUS TEMAS, DESDE EL AÑO 1980 LA COLONIA MEXICANA EN EL VALLE DE TEXAS DETERMINÓ EL 31 DE AGOSTO COMO EL DÍA DE RIGO TOVAR, EL SIRENITO QUE SIGUE EN LA MEMORIA COLECTIVA
La influencia que Rigo Tovar tuvo en el escenario musical, no solo nacional sino también en el plano internacional, generó que ciudades estadounidenses como Houston tengan incluso un día en honor a este exponente de la música popular.
Ponderando su carrera y la alegría proferida en sus temas, desde el año 1980 la colonia mexicana en el Valle de Texas determinó el 31 de agosto como el Día de Rigo Tovar, el sirenito que sigue en la memoria colectiva.
Siendo alcalde Jim McConn se nombró al matamorense como hijo predilecto de esta tierra gringa, donde tantas veces ofreció conciertos y tenía una gran cantidad de fans que le permitieron internacionalizar su ritmo.
Incluso en Houston fue donde formó, en el año 1971, su banda Costa Azul lanzando en ese entonces el álbum “Mi Matamoros querido”, con el que rápidamente se posicionó en el gusto de las masas.
El productor musical, José Antonio Soldevilla Torres, consideró que “este reconocimiento es totalmente justo para Rigo, ya que aunque Mike Laure es considerado como quien empezó la cumba rock con guitarra eléctrica y batería, sin duda es Rigo quien profundizó en la transformación, la masificó y agregó sintetizadores como elementos recurrentes”.
Nacido hace 73 años, un 29 de marzo de 1946, Rigoberto Tovar García es considerado “el padre de la música grupera, el ídolo de las multitudes, es quien introduce instrumentos modernos a la estructura tradicional de este ritmo o profundiza su uso”.
SU VIDA Y OBRA
Los inicios de su vida se desarrollan en la popular colonia conocida como Zona Industrial, en una casa localizada en la calle Primero de Mayo de la fronteriza ciudad de Matamoros, a unos cuantos metros del río Bravo.
Con sus hermanos Héctor, Ilsa, Silvano, Elda, Edelia, Heraclio, Marco Antonio, Everardo y José Ángel creció en medio de carencias, trabajando como albañil para coadyuvar con el sustento familiar.
De su padre, quien formaba parte de la Banda Municipal de Matamoros, recibió la primera influencia musical; pero de su hermano Silvano uno de los mejores regalos: su primera guitarra.
Con 25 años de edad, en 1971, formó en Houston la agrupación “Costa Azul” siendo su primer álbum el exitoso “Mi Matamoros querido”; en 1973 el LP “¿Cómo será la mujer”; un año después, en 1974, obtuvo Disco de Oro por 300 mil copias vendidas de “Lamento de amor” y otro por “Cuando mi cariño”.
EL DECLIVE
Según documentos expuestos en el Museo de Rigo Tovar de Matamoros, fue a mediados de los años 70 cuando comenzó a registrar síntomas de retinitis pigmentosa, por lo que en 1977 viajó a Londres y Cuba en busca de tratamientos.
En su estancia en Inglaterra grabó en el mítico estudio Abbey Road, junto a Costa Azul. En ese sitio han grabado figuras como The Beatles, Stevie Wonder, Enya, Iron Maiden, Michael Jackson, The Alan Parsons Project, Freddie Mercury, Radiohead, Red Hot Chili Peppers, U2, Kylie Minogue, Lady Gaga, Amy Winehouse, entre otros.
El más emblemático de sus conciertos fue en 1981, en Monterrey, donde reunió a más de 400 mil personas en el río “Santa Catarina”, asegurando que fueron más personas a ver a Rigo Tovar que cuando el Papa estuvo en ese mismo sitio.
Con una amplia cantidad de éxitos musicales popularizados y las cuatro películas “Una confesión total”, “Vivir para amar”, “El gran triunfo” y “Rigo es amor”, el astro musical se retira de los escenarios en 1995.
Una década después, el 27 de marzo de 2005, Rigo falleció en la Ciudad de México de un paro respiratorio, siendo sus cenizas esparcidas en playa Bagdad de su siempre querida Matamoros, Tamaulipas.
En este “Día de Rigo Tovar” amerita escuchar parte de su amplísima producción musical con temas como: “Oh, qué gusto de volverte a ver”, “Lamento de amor”, “Mi Matamoros querido”, “¿Cómo será la mujer?”, “Perdóname mi amor por ser tan guapo”, “El testamento” o el siempre recordado “El sirenito”.
Con información de Antonio Sosa/El Sol de Tampico.