Riley estuvo a cargo de operaciones en Chicago, donde los pandilleros y distribuidores de narcóticos laboraron durante años para el mismo sujeto, el mismo “maestro”, Guzmán Loera. Ahora habla para la revista Proceso.
Al avalar que se frenara el operativo de captura de Ovidio Guzmán López, Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, le dio a entender a los criminales que ellos son los que mandan en Sinaloa, señaló Jack Riley, ex jefe de operaciones de inteligencia de la DEA, en entrevista con la revista Proceso.
“El Presidente mexicano dio un drástico giro en la dirección equivocada. Liberar a Ovidio es una claudicación ante el Cártel de Sinaloa”, dijo Riley, quien siguió la pista de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, durante 15 años.
“El Presidente de México acaba de hacer un pacto con el diablo, él esencialmente le dice al Cártel de Sinaloa: ‘Ustedes son los que mandan’”, expuso.
Riley comenzó desde abajo y fue ganando terreno en la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés). Trabajó en cinco ciudades diferentes y, de acuerdo a sus palabras, fue pieza clave para terminar con grandes gangsters en la nación que ahora gobierna Donald Trump.
De acuerdo con lo dicho a J. Jesús Esquivel, de Proceso, los Guzmán no habrían podido mostrar ese nivel de fuerza sin el apoyo de Ismael “El Mayo” Zambada García.
Riley estuvo a cargo de operaciones en Chicago, donde los pandilleros y distribuidores de narcóticos laboraron durante los últimos años para el mismo sujeto, el mismo “maestro”, Guzmán Loera.
En 2013, un año antes de que el narcotraficante fuera capturado por segunda vez, el agente llamó a la prensa y nombró, entre bombos y platillos, que Archivaldo era el enemigo número uno de Chicago.
Riley y miembros de la Comisión de Delitos de Chicago proclamaron al capo mexicano como la mayor amenaza desde los tiempos de Al Capone.
Guzmán cayó y se fugó nuevamente en julio de 2015, pero sólo estuvo libre hasta enero del 2016.
La “Ballena blanca” de Ridley (como The Rolling Stone refirió a “El Chapo”) provocó que Ridley se marginara de las personas que lo rodeaban.
Los daños colaterales cimbraron a su familia. “Amo a mi esposa ya mi hija, pero nunca estuve en casa para cenar”, relató Riley en entrevista con The Rolling Stone en 2017. Su obsesión lo alejó.
Ahora, a sus 59 años y ya en el retiro, el hombre vive junto a Mónica, su esposa, en un pueblo turístico de Estados Unidos; “El Chapo”, mientras tanto, cumple condena.