El año 2019 se convirtió en el más violento y con más feminicidios al presentarse 10 cada 24 horas en el país, señaló el consultor en Derechos Humanos y Género, Pablo Navarrete Gutiérrez, quien reprobó que cada vez haya más saña y hasta se utilicen armas de fuego de uso exclusivo del Ejército para matar a mujeres.
Esto lo declaró en entrevista en su a San Luis Potosí a impartir el curso «Género, violencia política y nuevas masculinidades» a trabajadores y diputados del Congreso del Estado, donde reconoció que es complicado el panorama en este 2020.
«Concluimos el año 2019 como el más violento de la historia reciente del país, con 10 feminicidios cada 24 horas. Esta es la cifra más alta que nunca antes habíamos alcanzado en la historia reciente pero uno de los rasgos característicos de esta violencia es hazaña y la crueldad con la que se está cometiendo esta violencia feminicida, lo que plantea un enorme desafío de redoblar esfuerzos para que a partir de todos los elementos que tengamos a nuestro alcance podamos frenar esta situación de violencia contra las mujeres», aseveró.
Navarrete Gutiérrez manifestó que además la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe, en la región al día se cometen 12 feminicidios y de estos 10 son en México, por lo que se tienen que reforzar muchos aspectos entre ellos las alertas de violencia contra las mujeres.
Indicó que también la violencia del crimen organizado está generando una inercia distinta contra las mujeres con mayor saña, esto a diferencia de hace 10 años cuando se utilizaban las manos, ahora se usan armas de grueso calibre para ultimar las mujeres.
Añadió que además se propone que los feminicidas pierdan en automático la patria potestad de sus hijos, y que se busquen alternativas que beneficien a los menores, puesto que no siempre son los abuelos la mejor opción y se espera que algún diputado pueda abanderar este tema y llevar a cabo las reformas necesarias en San Luis Potosí.
El especialista dijo que otra opción para proteger a las mujeres sería un brazalete para que los agresores se alejen de víctimas, y sobre todo que haya un trabajo coordinado para que se disminuya esta problemática de violencia feminicida.
