La inundación que afectó a Nuevo Laredo esta semana fue la peor desde 1954, cuando incluso quedó bajo el agua el viejo puente internacional que le conecta con Laredo, Texas. Aunque la de hace 63 años causó graves daños, no afectó a tantas personas como la de esta semana, pues en aquel año la ciudad contaba apenas con 40 mil habitantes y ahora tiene más de 370 mil. De acuerdo con reportes de autoridades locales, la inundación provocada por las lluvias que comenzaron el martes afectó a un total de 18 colonias. En 1954 resultó damnificada un área de 30 cuadras, principalmente la zona residencial y los comercios en la parte baja del primer cuadro de la ciudad. Algunos negocios ubicados sobre la calle doctor Mier, a seis cuadras del río Bravo, que divide a México de Estados Unidos, mostraban aún años después con líneas pintadas el nivel que alcanzó el agua. Según el historiador local Manuel Ceballos Ramírez, en 1954 hubo importantes pérdidas económicas, pero sólo una persona murió. De manera similar, el saldo de la inundación de esta semana fue material, con pérdidas millonarias porque muebles, automóviles y enseres domésticos de cientos de familias quedaron inservibles. Pese a que el miércoles muchas personas se negaron a abandonar sus viviendas y desoyeron las advertencias de las brigadas del Ejército Mexicano, no se reportó pérdida de vidas. La crecida de varios afluentes del río Bravo, como el Salado, provocó el cierre de la carretera nacional que comunica a Nuevo Laredo con Monterrey, y la lluvia torrencial obligó al cierre del boulevard Luis Donaldo Colosio. A diferencia de 1954, esta vez el comercio internacional del principal puerto terrestre entre México y Estados Unidos, no se detuvo. Esto fue consecuencia de la decisión de las autoridades de ambos países de reorientar el tráfico de carga pesada al puente internacional número tres, construido al poniente de la ciudad e inaugurado en el año 2000. Con todo, la afectación dejó una profunda huella en la población de las zonas afectadas, que era visible aún este sábado. En muchas calles se acumulaban todavía las pilas de los desechos que la gente sacaba de sus casas, mientras las grúas transportaban los vehículos que dejaron de funcionar debido a los desperfectos provocados por el agua.
