“Yo soy yo y mis circunstancias”, José Ortega y Gasset
En política suele ocurrir que la suerte se convierte en una variable inesperada que muchas veces decide el éxito o fracaso de un proyecto personal.
Cuando la fortuna, entendida como una serie de hechos que se encadenan de modo accidental se entromete en los planes de un político puede colocarlo repentinamente en la cumbre del éxito o derrumbar estrepitosamente sus sueños.
Esto es lo que está ocurriéndole a Gabino Morales Mendoza, el superdelegado del gobierno federal en San Luis Potosí. Su aspiración de ser candidato a gobernador empieza a naufragar debido a que diputados federales de todos los partidos, incluidos los de Morena, impulsan una ley para evitar que los súperdelegados puedan ser candidatos a gobernador.
La propuesta fue presentada hace unos días por la diputada Claudia Yáñez Centeno, de Morena. En el proyecto de ley se plantea que en caso de que estos funcionarios quieran ser candidatos a gobernador podrán serlo solo si se separan del cargo tres años antes de la elección y 1 año antes, si aspiran a una senaduría, diputación federal, local o alcaldía.
La iniciativa plantea reformar los artículos 69, 74, 78, 89 y 108 de la Constitución General de la
República y fue suscrita por 70 legisladores pertenecientes a Morena, PAN, PRD, PRI y PT.
Los días felices.
Hagamos un poco de historia.
En 2018 la diosa fortuna le sonrió a Gabino Morales cuando Andrés Manuel López Obrador llega a la presidencia de la república. En diciembre de aquel año fue invitado a trabajar como Coordinador Estatal de Programas Integrales del Desarrollo, cargo de enorme importancia que concentra poder de decisión y miles de millones de pesos en presupuesto para repartir a manos llenas. Por la relevancia del puesto a este funcionario se le considera una especie de vice gobernador.
Si el presidente López Obrador otorgo su confianza a Gabino fue porque el joven político se la jugó desde un principio con el primer mandatario. Su nombramiento fue un premio a su lealtad y trabajo.
Morales Mendoza ha tenido el talento, valor, inteligencia, capacidad, abnegación y disciplina para comprometerse con López Obrador en el proyecto de la Cuarta Transformación. Estas cualidades y méritos le son reconocidos por el presidente de la república que en varias ocasiones ha dado testimonio público de que Gabino está en sus afectos y en sus proyectos de futuro.
No obstante, como hemos dicho al principio, las aleatorias circunstancias también juegan.
Una fatal combinación de grillas internas en Morena contra los súperdelegados, sumada a las fuertes presiones de los partidos de oposición para combatir el clientelismo político ha provocado que los diputados federales acuerden promover una ley que impida a estos funcionarios utilizar los programas sociales para conseguir clientelas políticas que luego les sirvan como plataformas de lanzamiento a una candidatura.
Con el impecable argumento de que esta iniciativa busca garantizar la equidad en la competencia electoral del próximo año, los legisladores de todos los partidos están a punto de enterrar las aspiraciones políticas de los súperdelegados.
Hay otros aspirantes.
Los amigos y promotores de Gabino tendrán que optar por un Plan B.
Hay otros aspirantes que tienen posibilidades de quedarse con la candidatura de Morena a la gubernatura. Aún no está decidido quién será el bueno. Hay muchos interesados. Algunos son aspirantes muy fuertes con trayectorias sólidas. Pero otros, francamente son oportunistas e ilusos.
En todo caso quienes quieran la candidatura no deben olvidar que el azar (la suerte o fortuna) cuenta a la hora de las definiciones. También deben recordar la enseñanza que Maquiavelo nos dejó hace ya muchos años: que “la fortuna favorece a los audaces”.
Así que el que quiera ganar la candidatura no debe andar con titubeos. Las reglas del juego han cambiado. Ahora es una verdad sabida que “el que no se mueve no sale en la foto”.