Valeria García Pérez abandonó sus estudios a los 19 años. Después de estudiar un año en una escuela privada dejó las aulas porque no tenía dinero para pagar sus colegiaturas. El gasto por cada cuatrimestre ascendía a unos 11.000 pesos (556 dólares). “A mi papá se le complicaba pagar la escuela porque somos cuatro hermanos y yo decidí darme de baja para que él pudiera juntar dinero”, relata.
Sus padres se opusieron al escuchar la decisión de su hija, pero al final tuvieron que aceptar que su hija cambiara los cuadernos y bolígrafos por la venta de paletas de hielo y helados. A la distancia, Valeria lamenta que las autoridades de los colegios privados no ofrezcan facilidades de pago para los alumnos que, como ella, tienen problemas económicos. “Yo fui a hablar con el contador de la escuela para que me diera una prórroga para poder pagar la colegiatura que se debía, pero el contador no fue flexible”, dice. Han pasado ocho meses desde su deserción escolar. Valeria aún extraña la escuela.
Detrás del abandono escolar es recurrente esta ecuación: a mayores problemas económicos una menor probabilidad de asistir a un colegio. La falta de recursos y un bajo desempeño escolar son los principales motivos para que los estudiantes de entre 15 y 19 años renuncien a estudiar según un diagnóstico del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en México. La mayor deserción escolar se registra en el nivel medio superior. Solo en el ciclo 2014-2015, cerca de 700.000 alumnos de bachillerato dejaron las escuelas, cifra superior respecto a las 366.214 deserciones en secundaria y los 122.599 abandonos en primaria durante ese mismo periodo.
La tasa de deserción escolar entre los jóvenes de 15 y 19 años representa a un 14,4% de un total de cinco millones de estudiantes que se matriculan cada año en el nivel medio superior en México. Este es el porcentaje más alto de abandono respecto a los otros grados de estudio. En primaria supone apenas un 0,6% y en secundaria representa un 4,4%, según los datos federales.
Este análisis revela que el abandono escolar de los hombres es mayor que en las mujeres en todos los niveles y grados analizados. “En el nivel medio superior el mayor abandono se observa en primer grado, donde más de una cuarta parte de la población estudiantil abandona sus estudios” precisa el INEE. Las razones más frecuentes del abandono escolar son las asignaturas reprobadas y los factores económicos. Aunque también se presentan otros motivos como los problemas de salud, embarazos, emigración, matrimonio e incluso el fallecimiento del alumno.
Además, la deserción escolar es más frecuente en localidades rurales, en comunidades indígenas y en sitios de alta marginación en México. “No contar con un centro escolar en la localidad o cerca de ella incrementa los costos para poder asistir a la escuela. Si el costo es mayor que el beneficio percibido, existe la probabilidad de que los padres o tutores no sigan mandando a los niños o jóvenes a la escuela por decisión propia”, admite el informe federal.
Los problemas externos a la escuela se combinan con las dificultades al interior de los salones de clases: los grupos escolares con muchos alumnos, los reglamentos poco adecuados, las clases que no consiguen atraer a los estudiantes y la debilidad para atender a los jóvenes en riesgo de abandono, reconoce en un análisis del INEE.
Chiapas, Estado de México, Jalisco, Veracruz y Guanajuato son los estados del país de mayor inasistencia entre los alumnos de entre 15 y 17 años. En conjunto 4 de cada 10 jóvenes que no asisten a la escuela provienen de estas entidades. Un dato que se impone a los esfuerzos de las autoridades para acabar con este fenómeno. La meta de la subsecretaría de Educación Media Superior es reducir a 9% la tasa de deserción escolar en el bachillerato en 2018.Un objetivo que se antoja complicada ante el panorama actual.
En el pasado ciclo escolar, 36,4 millones de alumnos, desde la educación preescolar hasta el posgrado, asistieron a clases en México. En estas listas de inscripción no figuró el nombre de Valeria. Ella continúa trabajando en un comercio de helados y paletas. Pero confía en que para el próximo ciclo reúna el dinero suficiente para retomar sus estudios. Sueña con estudiar la carrera de gastronomía y descubrir las historias que esconde cada platillo.