Hay aspirantes en el PRI que creen que una candidatura se gana en un proceso democrático. No es así. Hay matices. En este partido se decide con mucha frecuencia a partir de un conjunto de reglas no escritas que no aparecen en sus Estatutos. Siguen vigentes prácticas, usos y costumbres que finalmente son las que determinan si un militante, simpatizante o externo obtiene una postulación. Me explico.
Para obtener una candidatura la voluntad del gobernador es determinante (regla no escrita). Ello activa el método conocido como el “Dedazo”. El Gran Elector señala con su dedo índice al afortunado.
La militancia en un sector u organización del PRI cuenta, aunque cada vez menos. El corporativismo sigue presente y tiene asignados determinado número de candidaturas. Pronto veremos que resultaran seleccionados como candidatos los protegidos por la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), la Confederación Nacional Campesina (CNC), la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y La Red Jóvenes por México (Sistema de cuotas)
Ser familiar de un líder poderoso también es vía rápida para conseguir una candidatura (Nepotismo).
Hay otros militantes que logran llegar a una candidatura gracias a sus habilidades cortesanas. Son hipnotizadores de serpientes. Hombres y mujeres especialistas en el exquisito arte de la adulación. Expertos en genuflexión que usan su inteligencia emocional para agradar constantemente al gobernador.
También son cualidades importantes la rentabilidad electoral del aspirante, la carrera de partido, la experiencia política y, elemental, tener dinero para invertir en la campaña. Recuérdese que: “Un político pobre es un pobre político” (Carlos Hank Rhon dixit).
En algunos casos no importa que los aspirantes tengan una historia de corrupción o ineptitud en cargos públicos. Eso puede pasarse por alto si a cambio aportan votos, dinero o clientelas electorales.
Lo anterior adquiere relevancia ahora que en el PRI se ha iniciado la etapa decisiva para elegir candidatos a puestos de elección popular. Es oportuno que los aspirantes tomen en cuenta que estas prácticas existen. Que la elección de candidatos y candidatas no será una fiesta de la democracia. Deben saber los interesados que estos recovecos existen para que no haya ilusos y luego desilusionados.
Entonces ¿Cómo se elegirán los candidatos?
En primer lugar consideremos los métodos de elección.
Ya se sabe que sólo hay tres procedimientos: Convención por Delegados, Elección a través de la Comisión para la Postulación de Candidatos y Consulta a Militantes y Simpatizantes.
Cada uno de estos métodos es un procedimiento de democracia dirigida. Es decir, simulada. Hay formalmente un proceso electivo pero éste sirve sólo para legitimar una decisión tomada de antemano por el Gran Elector.
La Convención de Delegados se integra con militantes que proponen los sectores y organizaciones del partido. Otra parte se integra con priistas de base que son electos en asambleas de sección controladas por los alcaldes y líderes locales (Estructura territorial).
Días antes de celebrarse la Convención se da “línea” para votar por el precandidato que las cúpulas han decidido (Léase gobernador y sus operadores de partido y de gobierno).
Como existe una disciplina férrea e inapelable pocos se oponen a la imposición. Si acaso como catarsis se respeta el “derecho al pataleo”, luego se procede a la “operación cicatriz” y sanseacabó: ¡Habemus Candidato!
El método de Convención por Delegados se aplicará para elegir a los candidatos a presidentes municipales en 23 municipios y en 7 distritos locales para seleccionar diputados. En las otras 29 alcaldías y 8 diputaciones se designara de manera directa y poco democrática. Esto se realizará a través de una junta de notables que se denomina Comisión para la Postulación de Candidatos. Este órgano elector se integra por priistas que obedecen sin chistar lo que les ordena el gobernador. Forman dicha Comisión incondicionales del primer priista del estado: La titular de la Secretaria General del PRI, la dirigente de la CNOP, el dirigente de la CTM, el dirigente estatal de la CNC, el secretario Adjunto a la Presidencia del Comité Directivo Municipal en la capital, la titular del Instituto de las Mujeres y un integrante de la dirigencia de la Red Jóvenes por México.
Sólo en seis municipios se aplicará la Consulta a Militantes y Simpatizantes: Charcas, Ébano, Mexquitic de Carmona, Santa María del Río, Villa de Arista y Xilitla.
Decíamos al principio que no debe haber espacio para la ingenuidad. Que la democracia al interior del PRI es artificial, dirigida.
Una evidencia adicional del implacable control que ejerce el gobernador sobre el proceso de elección de candidatos es la función que realiza su secretario privado, Edmundo Torres Cano, quien es el presidente de la Comisión Estatal de Procesos Internos. Esta pieza de la maquinaria priista es la que lleva todo el control procesal de la elección de candidatos. Es como una especie de Colegio Electoral que se desdobla en órganos auxiliares en cada municipio para controlar la admisión o rechazo de candidatos.
Además, existe otra aduana difícil de cruzar que cumple funciones de filtro: el ICADEP, también conocido como Instituto de Capacitación Política Jesús Reyes Heroles. Para poder ser precandidato éste Instituto aplica exámenes peliagudos a los aspirantes. Muchos reprueban misteriosamente.
Por último está el tema del pago de cuotas al partido. Quienes se inscriben en la fase previa (aspirantes) deben ponerse al corriente con su aportación monetaria. Los Estatutos del PRI obligan al militante a pagar un 5% de su ingreso mensual como cuota. Pero como los dirigentes del partido no tienen certeza de cuánto gana un aspirante le impone una aportación promedio que oscila entre 200 y 500 pesos por mes debiendo pagar un año como mínimo (entre 2,400 y 6 mil pesos).
Conclusiones: Hay un calvario que tienen que sufrir las y los que aspiran a obtener una candidatura en el PRI. Participan en un proceso de elección artificialmente democrático.
Lo injusto es que aun consiguiendo la candidatura nada les garantiza que van a ganar la elección.