Parte de guerra.
El lenguaje de las balas se escucha por todas partes. Las avenidas de la capital se han convertido en zona de guerra. Casi a diario somos testigos de la violencia que mancha de rojo nuestras calles.
Balaceras entre policías y sicarios ocurren a cualquier hora. Las muertes brutales se multiplican. Los robos son recurrentes. Los intentos de rapto son cotidianos. Los feminicidios continúan. Los muertos se acumulan y quedan tendidos en las banquetas. El diablo anda suelto.
Hemos perdido la tranquilidad. Indefensos y con miedo esperamos que en cualquier momento se presente otra tragedia. Nuestra vida transcurre en medio de la zozobra, secuestrada por los violentos y favorecida por la incapacidad de nuestras autoridades.
Ni gobierno del estado ni los municipios de la zona conurbada han podido frenar esta desdicha. Día a día los responsables de cuidarnos pierden terreno ante los delincuentes. A diario son desafiados por los forajidos. Autoridades y jefes policiacos se muestran atónitos, no saben qué hacer, se les hace bolas el engrudo. Niega o matiza los hechos. ¿Hasta cuándo va a terminar este tormento?
Nos preocupan nuestras familias, nuestros hijos. De qué sirve que haya inversión productiva, empleo y programas asistenciales si no podemos vivir en paz.
Irrita y atemoriza la galopante inseguridad que padecemos.
La capital potosina se ha colocado como una de las 11 ciudades con mayor percepción de inseguridad en el país de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). El 88.2 por ciento de los potosinos mayores de 18 años se siente inseguro en las calles de la ciudad. Temen ser asaltados, secuestrados o víctimas del fuego cruzado entre policías y delincuentes.
La operatividad de corporaciones como la Dirección General de Seguridad Pública Estatal y la recién creada Fuerza Metropolitana no han sido capaces de inhibir la comisión de los delitos en la capital del estado.
Todo esto erosiona la legitimidad de la autoridad, la debilita, la exhibe, la desprestigia.
Y mientras tanto……
Política y elecciones.
En paralelo a este embate de los criminales los partidos procesan la selección de sus candidatos.
Muchos de los aspirantes son caras conocidas. Los de siempre. Los que saben que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error. Hay muy pocos rostros nuevos. La renovación de nuestra clase política avanza a paso de tortuga.
La cuota de género a que están obligados todos los partidos hará visibles las aspiraciones políticas de muchas mujeres. Es una buena noticia. Anuncia el nacimiento de una acción afirmativa que provocará que las damas coloquen sus demandas y derechos en primer plano. Ahora podrán influir en las políticas públicas, se harán escuchar y podrán empoderarse.
De manera adicional hay que tomar nota que este domingo 11 de febrero terminó la etapa de precampañas y todos los institutos políticos ya han realizado o están por celebrar sus asambleas electivas. En cuestión de horas o días sabremos quienes son los triunfadores en las contiendas internas.
Hubo adicionalmente otras notas sobresalientes. En el PRI se presentó el vergonzoso episodio de robo de boletas electorales que serían utilizadas en el proceso interno de Consulta a Militantes y
Simpatizantes en el municipio de Xilitla. Sin duda una mancha negra que provocará desprestigio y conflictos internos.
Por los rumbos del PAN finalmente se registró como precandidato Xavier Nava. Hay resistencias por su incursión en la contienda panista. La lucha se libra en lo más profundo del corazón de sus militantes. Es una disputa entre volver a los orígenes, a los principios como partido democrático y de ciudadanos libres o entregarse al desenfreno del pragmatismo.
Lo que es un hecho es que Xavier Nava encarna al único competidor que puede darle la pela a Ricardo Gallardo Juárez. Sin embargo la ambición y pragmatismo de Ricardo Anaya codicia los votos de los gallardos.
El que de plano vive una tragedia es el PRI. No encuentra un candidato que lo represente para pelar con algo de dignidad por la capital. Tantos años de indolencia en el ejercicio de la política y no haber aprendido a ser oposición lo tienen agonizante.
El Peje en San Luis Potosí.
El pasado 9 de febrero estuvo en la capital del estado Andrés Manuel López Obrador. Resulta novedoso comprobar que sus seguidores aumentan por estas tierras. Hasta hace poco su presencia y peso político en San Luis Potosí era marginal. Hoy esto ha cambiado.
AMLO provoca devoción o rechazo. Se le odia o se le quiere. Pero no puede negársele que en los dos meses de precampaña ha sido el aspirante presidencial que domina, el que ha impuesto la agenda y el que pone nerviosos a sus contrincantes. El rayito de esperanza avanza con aire decidido hacia la victoria. Todas las encuestas lo dan como el puntero.
Todo indica que si sus adversarios no hacen algo extraordinario y efectivo el Peje ganará las elecciones del próximo primero de julio.
Andrés Manuel ha sabido capitalizar para su causa el enorme descontento de los ciudadanos ante temas como la corrupción, impunidad e inseguridad.
Frente a la disyuntiva de continuidad o cambio, el tabasqueño ha ganado el nicho que ofrece corregir lo caduco. Quienes padecen el hartazgo ven en este candidato un instrumento para castigar a los que han fallado.
Faltan más de cuatro meses para la elección del primero de julio pero luego de las precampañas queda claro que AMLO es el candidato a vencer.