* El triunfo de Zidane con el Real Madrid demuestra sus méritos y lo reivindica frente a sus detractores.
MADRID.- Este es apenas el tercer título merengue en aproximadamente una década: dos de ellos fueron obtenidos por Zinedine Zidane en sus 5 años al mando de la primera plantilla. Cuando asumió la dirección técnica por primera vez, en enero de 2016, logró hilar 12 victorias consecutivas, pero el Barcelona ya se había escapado. La liga estaba fuera de su alcance, pero Zidane no pudo haber hecho más.
Cuando regresó al Bernabéu como entrenador por segunda ocasión en marzo de 2019, el club pasaba por una crisis y LaLiga, una vez más, se hizo arena entre los dedos. El nivel mostrado en esta oportunidad era pobre al inicio, con tres largos y desesperados meses que no fueron culpa del francés. En otras palabras, durante las tres temporadas en las cuales el Madrid ha tenido legítimas posibilidades de ganar La Liga, Zidane lo ha logrado en par de ocasiones.
Y también tenemos aquellas Copas de Europa: una competición que Zidane nunca ha dejado de ganar como director técnico del Madrid (también alzó una Champions como asistente de Carlo Ancelotti en 2014). Como entrenador, Zidane ha alzado 11 trofeos en tres campañas completas y dos mitades de torneo. En el transcurso de 209 partidos; esto significa un palmarés por cada 19 encuentros. Nadie puede igualarlo.
En la mañana del 26 de mayo de 2018, el día en el que Zidane ganó su tercera Champions League consecutiva, la conversación en el lobby del hotel de concentración giró en torno a las limitaciones de Zidane, encabezada por aquellos que debieron defenderle y apoyarle: la propia alta jerarquía del Madrid. Esto no pudo haber pasado desapercibido para Zizou.
Cinco días después, Zidane renunció al puesto. No habló con respecto a los títulos obtenidos por él, a pesar de contar con tantos galardones, al igual que prefirió no conversar sobre los galardones que no consiguió. Por el contrario, Zidane habló sobre sus defectos e imperfecciones, y sobre sus fracasos, en vez de ufanarse de los históricos logros alcanzados. El hecho que el Madrid había quedado tercero en la tabla de LaLiga, a 17 puntos del Barcelona, dolía mucho. Al igual que esa eliminación de Copa del Rey a manos del Leganés, unos pececillos de la misma ciudad donde el Real era líder histórico.
En menos de un año, Zidane había vuelto. Al principio, lo hizo a regañadientes, pero con un sentido del deber. También, con un sentido del destino, ansioso por dar la pelea. Cuando se encontraba bajo presión en octubre pasado, el técnico insistía: “Me gustan también los momentos complicados, no solo cuando ganas y vives lo bonito”.
El jueves, tras el triunfo del Madrid sobre el Villarreal para obtener una inalcanzable ventaja de 7 puntos por encima del Barcelona, Zidane describió la velada como una de las mejores noches de su vida profesional. Sabía bien lo largo que había sido el trayecto, cuan lejos habían llegado. Estaba consciente de que este era un éxito que no venía atado a un “sí, pero” (de hecho, sí vino con el remoquete y siempre sería así; él lo sabe). Pero en esta ocasión, era más difícil ponerle condicionales a su triunfo. Precisamente, Zidane ansiaba tanto obtener un título de Liga porque su calendario y circunstancias se prestan para reducir cualquier incidencia de la suerte.
A pesar de ello, cuando se le preguntó sobre las razones de su éxito, Zidane respondió: “Son los jugadores los que luchan. Es verdad que tengo mi papel, pero ellos son los que creen, y son personas antes que jugadores de futbol”. Los miró y expresó su deleite al palpar su felicidad. Le vieron, lo tomaron y lanzaron por los aires.
“Todo lo que toca es mano de santo. La gente debe valorar la gran persona que es y que es un entrenador único”, dijo Ramos.
Cuando Zidane comenzó a usar sus credenciales de entrenador, se sentía motivado por un deseo de competir, de alcanzar algo real, de retarse sí mismo y a su equipo. “No sé si seré bueno como técnico, pero al menos deseo saberlo”, expresó. Se dio cuenta con prontitud. Poco a poco, quizás con mayor lentitud de lo debido, también lo hizo el resto del mundo.
Los títulos de Zidane:
Champions League (3): 2015–16, 2016–17 y 2017–18
Campeonato Español (2): 2016–17 y 2019–20
Mundial de Clubes (2): 2016 y 2017
Supercopa de Uefa (2): 2016 y 2017
Supercopa de España (2): 2017 y 2020.