Adela Velarde Pérez nació en Cd Juarez en 1902*. Fue una valiente y decidida mujer que participó en la Revolución mexicana.
Nació como decimos por acá, entre sabanas de seda. Cobijada por la holgura económica, bien podría haberse dedicado a ser simplemente una señorita de la alta sociedad.
Sin embargo, desde muy joven se sintió llamada por la medicina y el ser- vicio a los demás.
En 1915 se incorporó a la Asociación Médica a De la Cruz Blanca.
Fue parte crucial del Servicio de las Adelitas, en realidad denominarlo Brigada De la Cruz.
El grupo fue creado por la señora Leonor Villegas De la Cruz. Todas ellas, Mujeres que curaban a hombres heridos combatientes de la revolu-ción.
Eran enfermeras, soldados, cocineras, ayudantes.
Adela proporcionó alojamiento a Benito Juárez en su exilio en El Paso del Norte (hoy Ciudad Juarez) .
En 1914, Adela atendió al soldado herido Antonio Del Río Armenta. Se dice que fue quien le compuso la famosa canción/marcha que hoy nos permite recordarla. Aunque quien está registrado como dueño de la can- ción, es el señor Guadalupe Barajas Romero.
A esta gran soldadera , nunca se le reconoció públicamente su valor en el combate.
Una vez que terminó la revolución, todo el mundo pareció olvidarse de ella y de las valientes mujeres que siguieron su ejemplo.
Fue hasta 1962 que se le reconoció como una veterana de la Revolución.
Murió en la más completa miseria* en los Estados Unidos, en 1971.
Sin embargo, permanece viva en nuestros corazones, gracias a que en los colegios y eventos culturales, niñas y mujeres se visten como “Adeli- tas” y también debido a esa famosa canción que se le dedicó a su me- moria y gran labor:
“En lo alto de una abrupta serranía
Acampado se encontraba un regimiento
Y la moza que valiente los seguía
Locamente enamorada de un sargento.
Popular entre la tropa, era Adelita
La mujer que el sargento idolatraba
Que además de ser valiente, era bonita
Que hasta el mismo coronel, la respetaba.
Y se oía, que decía,
Aquel que tanto la quería:
Que si Adelita se fuera con otro
La seguiría por tierra y por mar
Si por mar, en un buque de vela,
Si por tierra, en un tren militar…”
Con amor y admiración,
Marissa Llergo.