SE CREE QUE MURIERON DE SED Y HAMBRE CUANDO TRATABAN DE LLEGAR A LAS ISLAS CANARIAS DESDE ÁFRICA
Santa Cruz de Tenerife, Esp.- Un guardacostas español remolcó hasta un puerto de Tenerife, en las islas Canarias, una precaria embarcación usada para la pesca en África en la que se hallaron 24 cadáveres de inmigrantes subsaharianos que estaba a la deriva en el océano Atlántico. Dos de las víctimas mortales son menores.
Es de los inmigrantes fallecidos en el cayuco, localizado el lunes a 490 kilómetros de la isla de El Hierro, eran menores de edad.
Todos los cuerpos corresponden a varones de origen subsahariano, indicaron las fuentes, una vez concluido el traslado de los cadáveres a unas carpas instaladas por Cruz Roja en el puerto tinerfeño de los Cristianos.
Los equipos de salvamento pudieron rescatar con vida a tres inmigrantes cuando la barcaza fue avistada el lunes por un avión del Ejército del Aire español que realizaba ejercicios de entrenamiento fuera de los límites habituales.
Esos tres supervivientes -dos hombres y una mujer- pudieron ser rescatados deshidratados y sin fuerzas por un helicóptero del Servicio de Búsqueda y Rescate.
Los supervivientes de la peor de las tragedias en la Ruta Canaria en lo que va de año pueden contarlo de milagro: nadie los buscaba, los vio un avión del Ejército del Aire durante un entrenamiento fuera de los límites habituales y los rescataron exhaustos, ni podían erguirse. Llevaban 22 días en el mar, estaban solos, “en mitad de ninguna parte”.
“Es la misión más dura que he tenido”, confiesa uno de los pilotos del helicóptero del Servicio de Búsqueda y Rescate (SAR), el comandante Ignacio Crespo, que varias veces tuvo que recordarse a sí mismo su consigna de no volver la cabeza y abstenerse de mirar al estado de los tres rescatados, para que nada le descentrara de completar una misión que estaba en los límites del alcance de su aparato: seis horas de vuelo, casi 1.200 kilómetros sin repostar.
Los dos rescatadores que se descolgaron al cayuco, recuerdan la experiencia como algo “terrible”, porque tuvieron que recoger en brazos a los supervivientes, dos hombres y una mujer deshidratados, incapaces siguiera de levantarse, a los que había que transportar por el cayuco sorteando travesaños y cuerpos.
“Era la nada”, “estaban en mitad de ninguna parte”, “cuando ves lo que vieron ellos durante 22 días, te das cuenta de lo que han pasado”, relatan ambos con un dejo de sentimiento en la cabina del helicóptero del SAR.
EFE.