Con el semáforo y el regreso de la gente a las actividades de Semana Santa, los mercados de la huasteca recibieron de nuevo a los artesanos que fabrican y venden las palmas que serán bendecidas este Domingo de Ramos.
Esteban Morales García y su esposa Irene Castro Ávila tienen 35 años elaborando las cruces, junto con sus hermanos, cuñados, hijos y nietos.
Esteban Morales relata que son cerca de 50 integrantes de la familia Castro, García y Morales, quienes acuden para ofertar en el mercado este símbolo que representa para los católicos la victoria y la entrada de Jesús a Jerusalén.
“Estoy agradecido de volver y pues venimos a molestarlos aquí. Nunca había pasado esto del Covid y ahora nos volvemos a ver, hasta encapuchados parecemos, no se conoce uno con el cubrebocas, pero nosotros somos de pueblo, de nuestro rancho, y estamos contentos”, comentó.
Esteban asegura que hay quienes prefieren la rama de la palma y otros tejida en forma de cruz, con un valor de entre 10 y 25 pesos.
“Aprendí a tejer por mi papá, él se dedicaba también a vender y me animó, porque se gana aunque sea 100 pesos; allá solo 30, 40 pesos al día. Ya salió para comer”, indicó.
Galdina Islas García, de 65 años, es otra integrante de la misma familia, quien está rodeada de sus nietos e hijos mientras teje.
“Venimos a vender la palmita por necesidad, porque allá no hay trabajo, y pues aquí sacamos para mantener a la familia. Gracias a Dios, con la pandemia no nos pasó nada, todos estamos bien”, relató.
En este Domingo de Ramos, la palma representa el símbolo de la renovación de la fe en Dios, así como de la vida y resurrección de Cristo.
Muchos de los devotos acuden a las iglesias a bendecirlas y acostumbran guardarlas en sus hogares. Guadalupe Echeverría compró una docena: “Es la presencia de Dios en la casa”.