Más de 90 mil mujeres abarrotaron la Plaza de la Constitución con pañoletas moradas y verdes, con el pecho desnudo, con la hermana, amiga, madre, con la familia que han construido a lo largo de años de lucha por intentar cambiar la estructura patriarcal.
Este 8M la Ciudad se paralizó. Estaba detenida en verdad, en avenidas como Insurgentes, Paseo de la Reforma, Eje Central; en el transporte como el Metro o el Metrobús, todo por la exigencia, por la urgencia de tener justicia, de cesar la violencia de género.
Fue una marcha pacífica, miles de mujeres tomaron las calles, cantando y bailando. “Marcho porque estoy viva, mañana no sé”, “te prefiero violenta que violada y muerta”, gritaban.
Los primeros contingentes salieron cerca de las 13:00 horas, el resto se concentraba en la Glorieta de las Mujeres que Luchan, en el Monumento a la Revolución, en Insurgentes, entre otras zonas, porque la particularidad de esta marcha fue que los colectivos arribaron desde diferentes partes de la capital.
El contexto nacional indica que cada 8 de marzo las mujeres salen a tomar las calles con rabia, mientras el resto de los días batallan incansablemente para que los gobiernos tomen en cuenta la exigencia; luchan por no ser una estadística más, por salir y no recibir una agresión, un abuso.
Las lágrimas que sueltan solas ningún gobierno o político las ve, tampoco sus colectivos; deben enfrentarlo bajo el techo de las casas, al interior de sus familias y las autoridades siguen ajenas.
Ellas, recalcaron en la marcha, no creen en la agenda feminista del gobierno de Claudia Sheinbaum, ni de nadie más. Creen en sus propias agendas, en los casos que litigan, en los conteos que realizan y en los planes que someten para consulta.
Consideran que juntas van a lograr más cambios, pero que no van a funcionar si niñas, niños y las nuevas generaciones continúan conservando la educación patriarcal. Una de las manifestantes regalaba paletas a hombres que pasaban y les decía: “Queremos hombres, no machos ni cabrones”. Y sí, existen privilegios, falta abrir más los ojos, porque lo de este miércoles fue histórico tras la pandemia, cuando la convocatoria fue menor.
Hubo conatos de violencia, pero no fueron determinantes, tampoco el bloque negro.
La manifestación de este año contó con un total de 90 mil asistentes, de acuerdo con la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).