AYER DIERON ARRANQUE LOS TRABAJOS.
“ES UN ACTO DE JUSTICIA SOCIAL E HISTÓRICO PARA LAS Y LOS POTOSINOS, REPRESENTA EL DESTIERRO DE LA HERENCIA MALDITA”: RGC.
Dieron arranque los trabajos para la conversión de la antigua Casa de Gobierno, en un albergue para niños y adultos mayores.
La operación de este inmueble y el servicio a disposición del gobernador en turno -y su familia- costaban al erario en promedio tres millones de pesos mensuales, es decir 36 millones al año.
Para el gobernador, Ricardo Gallardo Cardona, este acto representa acabar con el símbolo y monumento más grande a la corrupción, el derroche de recursos públicos y la opulencia en la que vivían ex mandatarios estatales en San Luis Potosí.
La mañana de este lunes, el mandatario estatal dio el banderazo inicial a los trabajos y anunció que se invertirán 87.5 millones de pesos.
Más allá de los lujos que el recinto albergaba lo realmente escandaloso era su mantenimiento, pues entre otros gastos estaba el administrador, ama de llaves y una nómina de 120 personas, “todo un ejército para cumplir los gustos del gobernante en turno, su familia e invitados, además, 250 mil pesos al mes en viáticos y utensilios diversos, así como 150 mil pesos en pago de servicios y mantenimiento.
Luego de cubrir un proceso legal, porque el decreto que dio origen a ese recinto establecía que estaría destinado exclusivamente como sitio de residencia del gobernador en turno y su familia, pudo hacerse la reconversión.
Era una mansión, que tenía alberca, canchas de tenis, amplios jardines, salas de eventos y otros lujos, “esto es un acto de justicia social histórico para las y los potosinos el inicio de estos trabajos, que además representan el destierro de la herencia maldita”.
“Si nos hubiéramos quedado a vivir aquí, nos habríamos gastado los 80 millones que hoy estamos invirtiendo para convertirlo en un hogar para adultos mayores y niños en San Luis Potosí”, destacó.
Finalmente invitó a la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) Giovanna Itzel Argüelles Moreno, a ser una observadora de lo que será la nueva casa de los sectores más desprotegidos y verificar que su cuidado y resguardo se realizará conforme a los derechos fundamentales y humanos.
