¿CÓMO RECIBIR INSTRUCCIÓN EN CLASES POR TV SI NO HAY PARA PAGAR LA RECEPCIÓN DE LA SEÑAL? Y POR LA WEB, MISMO PROBLEMA: MUCHOS NIÑOS NO TIENEN ACCESO A UNA COMPUTADORA NI A LA CONEXIÓN. LA EMERGENTE EDUCACIÓN VÍA REMOTA DEJÓ EXPUESTA LA POBREZA Y FALTA DE PREPARACIÓN TÉCNICA QUE IMPOSIBILITA APOYARSE EN LA TECNOLOGÍA PARA EDUCAR.
En 31 años que Lucina Chapa Mundo, tiene como maestra de telesecundaria, no se había presentado una situación que obligara a la Secretaría de Educación a nivel federal (SEP) y local (SEGE), a emplear modelos generalizados de educación remota.
Con las medidas de Sana Distancia y aislamiento voluntario, impuestas por la pandemia ocasionada por el COVID-19 las salas, las habitaciones y estudios de casa se convirtieron en salones de clases para más de 590 mil alumnos tan solo en el nivel de educación básica. Desde el pasado 20 de abril, la SEP, implementó un modelo de educación a través de cápsulas de televisión, para escuelas públicas.
Una semana más tarde se sumó la plataforma Classroom, de Google Educación, mediante la cual se envían materiales a alumnos a través de dispositivos móviles de los padres y madres de familia.
“Ha apoyado mucho el gobierno, todo está perfecto”, considera Lucina, quien trabaja en una telesecundaria en el municipio de Moctezuma, San Luis Potosí, ubicado a unos 85 kilómetros de la capital del estado.
“Pero en lo que no pensaron es, por ejemplo, se dan clases televisadas y sabes que ahí (en Moctezuma) la gente no tiene televisión…quitaron la señal porque (para recibirla) tienes que pagar 300 o 400 pesos por mes”.
En el municipio de Moctezuma, siete de cada 10 habitantes vive en condiciones de pobreza, de acuerdo con datos del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) del 2015. Como Moctezuma hay otros 25 municipios en la entidad potosina en los que entre el 25 y el 75 por ciento de sus habitantes vive en condiciones de pobreza extrema.
Algunas viviendas moctezumenses no sólo carecen de televisión, en dicho municipio un 49.2 por ciento de los hogares no cuenta con lavadora; el 31.1 % no disponen de refrigerador, incluso hay un 7.5% de viviendas sin servicio de energía eléctrica (Cifras del Coneval en 2010).
“Si no tienen para una señal de televisión, mucho menos tienen los aparatos modernos. Cómo puedes tú trabajar con ellos por internet si ni internet tienen”. De un grupo de 17 alumnos, solo cinco disponen de un teléfono móvil para comunicarse, reveló Lucina.
LA OTRA REALIDAD
En el otro extremo de esta realidad se encuentra Rosa, profesora de primaria en una escuela privada en la zona metropolitana de San Luis Potosí, los obstáculos que ella percibe para el desarrollo del aprendizaje a distancia no se relacionan con el acceso a la tecnología sino con el tiempo que se dedica a los alumnos y la falta de supervisión para que éstos desarrollen sus actividades.
Rosa, realiza seis sesiones a la semana de 45 minutos para su grupo de sexto año de primaria, el resto de los trabajos se facilitan a través de una plataforma digital o correo. Sólo dos de sus alumnos no se conectan a las reuniones virtuales pues salieron de la ciudad por cuarentena. Pese a esto envían sus evidencias.
Para Rosa, el modelo a de educación a distancia es viable, aunque “tanto a niños como a docentes nos trae muchas complicaciones: el hecho de estar muchas horas en el monitor (…) es mucho desgaste (…) les cuesta la medición de los tiempos. Tengo alumnos que se han ido atrasando”, reconoce.
En el aula, explica la maestra Rosa, se dan procesos de socialización, necesarios para el aprendizaje, además, el control del grupo y las dinámicas le permiten avanzar al mismo ritmo con sus alumnos, situación que no se percibe en la educación en línea en el que el avance depende del trabajo de cada niño y niña.
“Los sistemas de educación a distancia requieren de otro tipo de madurez y de formación de los niños, que no están madurados”, reflexiona. Entre estos “requisitos” se encuentran el compromiso del alumno para cumplir con el trabajo, pero también percibe áreas de oportunidad desde su papel como maestra.
“En mi caso hay plataformas (digitales) que dan otro tipo de ventajas (…) Hay habilidades digitales que no tengo desarrolladas; mejorar los materiales, desarrollar estrategias para que eso 45 minutos que estás frente a los niños sean suficientes”.
De acuerdo con la Encuesta Internacional sobre la Enseñanza y Aprendizaje (TALIS por sus siglas en inglés) dada a conocer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2018, la edad promedio de los docentes en México es de 42 años, rango de edad en el que cerca de un 11 por ciento de la población utiliza internet.
La TALIS revela además la necesidad de capacitación para el profesorado mexicano en tecnologías de la información y Comunicación (TIC´s), educación inclusiva y multilingüe (segunda lengua y lenguas originarias).
FLEXIBILIDAD
De acuerdo con Lucina y Rosa, la solicitud de las autoridades educativas es ser flexibles en cuanto a la entrega de materiales y evidencias del trabajo realizado por los alumnos en casa, debido a que algunas viviendas no cuentan con televisión o servicio de internet. También porque se requiere el apoyo de un adulto para supervisar las actividades.
A nivel estatal hasta el 2016, siete de cada 10 los hogares contaban con televisión digital, necesaria para sintonizar los canales mediante los cuales se transmite la programación de “Aprende en Casa”.
Otra opción es buscar las cápsulas a través de plataformas como YouTube, para lo que se requiere internet disponible en 4 de cada 10 hogares de la entidad, de acuerdo con datos del INEGI de mayo del 2019.
Una problemática adicional es que algunos de los materiales que se envían a través de estas plataformas son documentos para imprimir, que obligan a familias sin computadora e impresora a buscar estos servicios al exterior, lo que les obliga a salir de casa y romper la cuarentena, además de causar un gasto adicional en una entidad en la que se han perdido más de 12 mil empleos formales en lo que va del año.
En el caso de Lucina Chapa Mundo, la opción con sus alumnos fue acordar, a través de quienes contaban con teléfono móvil, una fecha para entregar cuadernillos de trabajo, y una guía de trabajo para otro grupo de sus estudiantes. Como estos materiales se distribuyeron en la entidad 11 mil 600 paquetes, de acuerdo con datos de la SEGE.
Para recoger el material, Lucina plantea organizar otra reunión en la que se tomarán las medidas de Sana Distancia.
LIDIAR CON LOS PADRES DE FAMILIA
Esta modalidad de enseñanza, ha implicado para los profesores estar disponibles la mayor parte del día para recibir las evidencias de trabajo de sus alumnos, Rosa, promedia dos horas diarias adicionales a su jornada laboral en las que recibe material.
“Se supone que trabajamos de 8 am a 2 de la tarde y a veces son las 9 de la noche y me están mandando cosas o preguntando cosas que no entienden en los libros. Ahí no voy a estarle diciendo al niño, no, porque yo trabajo de 8 am a 2 pm”, expuso Lucina, mientras que Rosa señala que incluso los sábados recibe y revisa evidencias.
Tanto Lucina, como Rosa, percibieron cierta inconformidad por parte de los padres de familia: Lucina percibe renuencia y escaso apoyo, padres y madres “están enojados. Todo quieren que se les dé y no es así”.
En el caso de Rosa, que trabaja en una escuela privada, existe una exigencia por parte de padres y madres de familia por elevar el trabajo de los menores y la presencia de los docentes.
“Se nos ha exhortado a no cargar trabajo a los niños (…) no puedo decirle a mi niño si no me lo entregas a tal hora ya no se acepta. Tenemos que ser muy flexibles (…) pero también tenemos la presión de algunos papás que sienten que es mucho y de pronto hay papás que exigen y piden más (…) papás que de pronto no ven presencia y se quejan al llegar a pagar colegiaturas. Nosotros estamos entre esos dos lados”, señala.
INCERTIDUMBRE SOBRE LA EVALUACIÓN
De acuerdo con Lucina y Rosa, no hay todavía una indicación de las autoridades sobre cómo se llevará a cabo la evaluación de este periodo de aprendizaje en casa, las posibilidades van desde la aplicación de evaluaciones, hasta el pase automático.
En este modelo, el no realizar las actividades no es motivo para acreditar o no acreditar, pues las autoridades entienden las dificultades que impiden que algunos alumnos accedan a las clases. No obstante ellas deben enviar fotos de las evidencias que les remiten sus alumnos y llevar, en su caso, estadísticas de los alumnos que se conectaron a la clase.
Ambas concuerdan en que, durante los primeros dos trimestres de trabajo, que se llevaron a cabo en el aula, se percibió el avance de los alumnos y el interés de estos por cumplir con sus tareas, situación que influye.
También aseguran que en la mayoría de los cursos educativos, para este tercer trimestre impartido a distancia, no habría aprendizajes nuevos, sino actividades de refuerzo para que estos aprendizajes no se pierdan.
¿HA FUNCIONADO EL MODELO A DISTANCIA?
Para Rosa, aunque le gusta estar en casa, este modelo educativo le implica “partirse entre los quehaceres de la casa, cumplir responsabilidades como mamá, atender dos turnos. Curiosamente estoy más cansada que cuando salgo (…) y de todas maneras no termino mi trabajo de casa ni de la escuela”.
Lucina, sostiene que para que esto funcione debe haber una colaboración entre padres, alumnos y maestros, “tenemos que ayudarnos todos, no dejarle todo al maestro, también los padres tenemos que apoyar (…) siempre hay que tener la mejor postura y la mejor disponibilidad para sacar adelante cualquier situación”.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Educación a nivel estatal el 100 por ciento de los docentes de lactantes, maternales y preescolares laboran en actividades de “Aprende en Casa”. En este nivel el 85% de los padres y madres de familia realizan las actividades y envían sus evidencias.
En nivel primaria, la cifra de participación se reduce al 62% de los padres y madres de familia de escuelas en zonas urbanas.
En el caso de Secundarias Técnicas, la cifra baja hasta el 40% de participación de los padres y madres de familia; en contraste en telesecundarias el porcentaje de participación de padres de familia es del 65 por ciento en apoyo a los jóvenes.
Con información de María Medrano / PULSO.