OPINIÓN

CUENTO #6 : ANTES MUERTA QUE SENCILLA.

* Me da gusto que los negocios vuelvan a abrir, no me mal interpreten. Pero, como dije al principio, ya nada es igual. Y debemos entenderlo, por el bien de todos y cada uno.

Comienzan las salidas breves pero necesarias, en un mundo que ha cambiada para siempre, y espero para bien.

Mi trabajo es mayormente “Indoors” de manera que estos días de cautiverio voluntario y responsable no fueron del todo diferentes a lo que estoy acostumbrada.

¿En qué he notado las diferencias?

Vivo sola con mi pareja. No tenemos parientes o amigos en kilómetros a la redonda. Tenemos un pequeño ejército de perritos que nos llenan de mimos y requieren varias horas de mi tiempo y atención.

Por mi, por mi compañero, por ellos, hemos de cuidarnos mucho. Ya saben, toda protección posible si tenemos que salir a hacer alguna diligencia, mucha desinfección, comida casera.

Lo que hemos extrañado, son esas deliciosas tardes en las que, previo a nuestra película ya elegida, boletos comprados y con una hora de anticipación, disfrutábamos un café y una rebanada de pastel en “Lily’s”.

Aparte de eso, lo demás me ha sido fácil. Finalmente, tenemos una linda casita, con jardín y muchas comodidades, que disfrutamos enormemente. Y sobre todo, tenemos la capacidad de apreciarlo.

Por todo esto, hemos sido muy responsables. Tal vez por ello mi gran sorpresa, cuando ayer pasé, de regreso del banco, al lado de una de mis tiendas favoritas: WOW.

Extensiones, pestañas postizas, pelucas, peinados preelaborados… todo esto me ha resultado muy útil para tener una impecable presentación, no solamente cuando he de entrevistarme con un cliente, pues me arreglo para mi. Me gusta verme bien. Pienso que la vida es hoy, que cada momento es especial y único y que si la vida me va a sorprender, ¡Pues que me encuentre bien arreglada!

Pero…

Lo pensaría tres veces, antes de volver a este lugar que me encanta, sin la protección adecuada y tener que estar a centímetros de otras personas que yo no sé si portan el virus…

Sin embargo, ayer que pasé por allí, había una fila de mujeres, ¡De tres cuadras! Esperando que la tienda abriera. No vi máscarillas, ni distanciamiento. Únicamente la necesidad de estas féminas, de reponer sus cosméticos…

¿De verdad es más importante esto, que la salud?

¿Tanto, como para tirar por la borda toda precaución?

Me da gusto que los negocios vuelvan a abrir, no me mal interpreten. Pero, como dije al principio, ya nada es igual. Y debemos entenderlo, por el bien de todos y cada uno.

Mascarillas, guantes, desinfección, sana distancia. ¿Qué nos cuesta quedarnos con eso?

Con amor,

Marissa Llergo.

Escritora y poeta

Del grupo de editores

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