✝️SU CUERPO HA MUERTO, PERO SUS IDEALES Y PENSAMIENTO SEGUIRÁN VIGENTES PARA QUIENES ENTIENDEN LA POLÍTICA COMO UNA PRÁCTICA DE SERVICIO A LOS DEMÁS.
Don Habacuc Arteaga Montalvo, un verdadero líder y activista partidario emanado de las filas del priísmo del ayer, cuando era un verdadero orgullo enarbolar las banderas y portar la insignia tricolor, emblema del Partido Revolucionario Institucional.
Y digo verdadero orgullo porque en aquellos ayeres, todo priísta que se preciaba de serlo debía conocer al derecho y al revés los documentos básicos que contienen los principios, el programa de acción y los estatutos del otrora invencible Partido Revolucionario Institucional.
Y más que conocerlos, era un requisito para ser considerado como verdadero priísta, llevar a la práctica el contenido de tan invaluable documento partidista.
Don Habacuc Arteaga Montalvo, hablaba como priísta, actuaba como priísta y su filosofía era congruente con esos principios básicos que el tanto pregonaba, eso le hizo ganar el respeto, pero sobre todo la lealtad de verdaderos líderes que a su paso fue encontrando y formando en su gran recorrido por las comunidades del municipio de Tamazunchale.
Desde Tezapotla a Tlalnepantla, pasando por Pemucho y Carrizal, cruzando la serranía (en ese tiempo no había las carreteras que hoy disfrutamos) hasta llegar a Santiago Centro, bajar por Guaxcuaco y llegar hasta el pueblo de Tamán, volver a subir a la sierra pasando por Aguazarca y San Francisco hasta llegar a Buena Vista y Xinictle, comunidades de lo más recónditas hasta donde se hizo presente éste gran líder para llevar el mensaje priísta a los habitantes de las comunidades, buscando siempre el contacto permanente con la clase campesina.
Después de haber ostentado diversas responsabilidades partidarias como presidente del comité seccional, representante de casilla, representante de candidatos, funcionario del partido y funcionario municipal, llegó al cargo como Presidente del Comité Directivo Municipal del PRI en Tamazunchale, en donde haciéndose acompañar de militantes priístas algunos ya finados como Don Pascual López Cortés, Don Agapito Escamilla, Doña Lilia López Prácter, Ing. Julio Gabriel Herrera, Doña Esther Ojeda de Jiménez y otros que aún sobreviven como el Profr. Francisco Alberto González Aguilar y el Maestro Félix Hernández Morales de las juventudes priístas en ese tiempo, Don Habacuc Arteaga Montalvo hizo historia al llevar a la práctica la famosa Consulta Directa a la Base Militante, promovida en ese tiempo por el entonces candidato del PRI y posteriormente gobernador del estado Florencio Salazar Martínez.
Proceso por demás histórico dentro del partido, ya que consistía en elegir como candidatos a verdaderos líderes naturales, que mediante consulta directa obtuvieran el mayor porcentaje de votación que los acreditara para ocupar las candidaturas tanto de alcaldes y diputados locales, (cabe hacer notar que antes de esos procedimientos, la asignación de candidaturas eran seleccionadas con el método del dedazo, pero aplicado de la manera más vil y descarada por las autoridades en turno).
Eran los años de gloria del PRI en todo el territorio mexicano, tal vez por eso llegó a gobernar más de 70 años a la nación, tantas fueron las cosas que vivió Don Habacuc Arteaga y sus correligionarios hasta llegar a ver la estrepitosa caída de dicho instituto político, al haberse desviado en la práctica social de esos verdaderos principios y filosofía que eran su soporte y los cimientos fuertes que lo sostenían como partido político.
Ya lo demás es historia, Don Habacuc Artega Montalvo por lo avanzado de su edad y tras resistir los embates de la enfermedad se retiró de la actividad política, pero desde su hogar seguía compartiendo sus opiniones y apoyando con su extensa familia los verdaderos proyectos sociales que tenían como fin común el desarrollo de nuestras comunidades, y sobre todo el apoyo a los que menos tienen, ese siempre fue su baluarte y la ética política.
Don Habacuc Arteaga Montalvo cual viejo roble que ha cumplido su misión en esta tierra, ha dejado los retoños suficientes, con la filosofía, los principios políticos y sobre todo la ética con que siempre se manejó, para que esa estirpe de líderes siga prevaleciendo y ojalá en un futuro no muy lejano puedan llevar a la práctica el legado político que ha dejado un verdadero activista partidario como fue Don Habacuc.
¡Descanse en Paz Don Habacuc Arteaga Montalvo!
