Cuentan que hace unos días los diputados Oscar Bautista y Guadalupe Torres se reunieron con un grupo de seguidores para analizar la posibilidad de regresar a sus curules. En ese cónclave secreto y luego de profundas y apasionadas discusiones llegaron a la convicción de que la Fiscalía General del estado ha sido incapaz de probar su participación en la “Ecuación de la Corrupción”. Concluyeron los conjurados, que los diputados no tienen por qué seguir sufriendo un castigo injusto como el que les impuso la sociedad y que los obligó a retirarse de sus funciones luego de que al ex diputado Enrique Flores Flores se le fuera la lengua involucrándolos en la famosa trama de la podredumbre.
Fue tanta la pasión con la que los correligionarios de los diputados los defendieron que en el momento de mayor éxtasis llegaron a pronunciar frases como: ¡Aquí no ha pasado nada! ¡Son inocentes! ¡Fueron calumniados! ¡La Patria los necesita! ¡Hay tantas leyes que promulgar que ya no es posible prescindir de ellos! ¡Si no vuelven rápido la gobernabilidad y el equilibrio entre poderes peligra! ¿Qué será de nosotros sin su presencia bienhechora? ¡No podemos permanecer en el desamparo! ¡Deben regresar!
Ante tales demostraciones de apoyo los diputados involucrados en la presunta “Ecuación Corrupta” decidieron notificar al Presidente de la mesa directiva, el diputado Fernando Chávez que a partir del jueves 14 de diciembre se reincorporarían a sus tareas legislativas. Y lo cumplieron.
Para tomar ésta decisión no les importó que el tribunal de la opinión pública los haya declarado culpables.
Cuando en los pasillos del Congreso se confirmó el retorno de los diputados todo mundo se puso nervioso. Temieron la aparición de un nuevo episodio de confrontación con ciudadanos inconformes, invasión de graderías y bloqueos en el Congreso.
Como es sabido, tanto el Frente de Comerciantes Unidos por San Luis, el Frente Ciudadano Anticorrupción y Ciudadanos Observando habían advertido que no permitirían que los diputados de la presunta “Ecuación Corrupta” retornaran a sus funciones. Fueron categóricos en sus posicionamientos y lanzaron una advertencia apocalíptica: ¡Por ningún motivo permitirán el regreso de los legisladores o arderá Troya!
A pesar de estas amenazas los diputados Bautista y Torres han regresado a sus curules en un franco acto de provocación que exhibe la falta de operación política de la Secretaria General de gobierno y del nuevo Fiscal General del estado.
Es previsible que una nueva ola de actos de protesta y confrontación entre los diputados y los grupos contestatarios se presente en los próximos días o al iniciar el año.
Para este grupo de organizaciones que han adoptado como bandera de lucha la denuncia y presión para castigar cualquier abuso de autoridad o acto de corrupción, el regreso de los diputados ha ocurrido gracias a una complicidad por acción u omisión. Porque toda esta historia del regreso triunfal suelta un intenso tufo a compló.
Este intrépido conjunto de organizaciones civiles podría interpretar que hubo una exoneración pactada entre los diputados echados del Congreso y algunos funcionarios. Especulan que la trama de compromisos y complicidades de la que forman parte diputados y funcionarios embozados los ha declarado inocentes. Que por eso las investigaciones no fructificaron y se les ofreció un manto protector.
El regreso de los cuestionados diputados manchará la imagen del Poder Ejecutivo, muy marcadamente la del recién estrenado Fiscal General del estado. Porque al declararlos libres de toda culpa se revela que la salida temporal de estos legisladores fue una farsa montada para restarle explosividad a los exacerbados reclamos de los ciudadanos que pidieron la cabeza de los imputados en los presuntos actos de corrupción. Se deja la impresión que todo ha sido una complicidad “totalmente Palacio”.
La artillería de los que resisten desde la sociedad civil ya apunta sus misiles contra el nuevo titular de la Fiscalía General del estado y hacia las oficinas de Palacio de gobierno.
El conflicto volverá a escalar a niveles que podrían rebasar la fallida estrategia de “control de daños” que algún estratega de cubículo diseñó.
Para muchos ciudadanos de a pie, organizaciones empresariales y cívicas comprometidas con el combate a la corrupción el retorno de los diputados defenestrados es un desafío en su contra. Ha ocurrido la repatriación y la irritación ciudadana golpeará no sólo al Congreso, descalabrará también al Poder Ejecutivo. Ya que ¿Quién o quiénes debieron convencer a Oscar Bautista y a José Guadalupe Torres para que no retornaran a sus funciones? ¿Fueron incapaces de hacerles entender que su ciclo ha terminado y que su terquedad los puede dañar aún más?, incluso a sus jefes políticos.
Por lo pronto ya se sembró la semilla del conflicto.
Esto se pone interesante. Veremos en que resulta. Estaremos muy atentos y observando con cien ojos cómo sacan el conejo de la chistera o se hunden en el ridículo los que tienen que resolverlo.