la zona media de San Luis Potosì, noreste de Guanajuato y norte de Querétaro, aún con las características de hace más de un siglo. Es un género mestizo con referencias históricas que se remontan hasta el siglo X europeo, muy afín a la tradición de los trovadores y juglares de la Edad Media.
En el huapango arribeño, a diferencia de otras tradiciones rigurosa o exclusivamente “repentistas”, la improvisación (en glosa siempre, a partir de una “planta” de 4 versos octosílabos “valoneados”) no es ni lo único importante ni lo que distingue al huapango serrano, sino LA POESÍA DECIMAL octosilábica y de arte mayor que el trovador escribe, memoriza y pregona sobre los más diversos temas vinculada, eso sí, a la valona
que es el molde para improvisar y al son y el jarabe zapateado.
Aunque naturalmente ha experimentado transformaciones, la memoria de los habitantes
de la región da testimonio de que sus características fundamentales han persistido: la función social del trovador, la topada (competencia poético musical entre dos trovadores), la vinculación real y permanente con la vida de la colectividad, el uso de la décima como forma estrófica fundamental y la instrumentación con la que se acompaña
el trovador: dos violines, vigûela o jarana y guitarra quinta huapanguera.
Es en este contexto que Guillermo Velàzquez asume “el Destino”. Su encuentro con la
poesía y la música como formas de creación y expresión artística se da a fines de los años 70’s y poco a poco va desarrollando su personal estilo de trovar y definiendo también sus preocupaciones centrales: abordar en su versada la problemática social, cultural y política de su región, del país y del mundo, renovar formas y contenidos musicales y poéticos de la tradición sin desvirtuarlos, y elevar el nivel y la calidad poética de la versificación.
Su aporte ha sido factor determinante para que esta tradición –prácticamente desconocida fuera de la región hasta antes de 1980- fortalezca sus lazos con la comunidad y atraviese por un período de auge y repunte, con asistencia masiva a las
topadas y el surgimiento de nuevos grupos y trovadores. La propuesta artística de Los leones desarrolla diversas búsquedas creativas a partir de los elementos que aporta la tradición y hacen – en palabras de ellos mismos- “un ejercicio contemporáneo de la antigua juglaría”.
Guillermo Velázquez y Los Leones de la sierra de Xichú desarrollan su quehacer artístico en el universo natural del huapango arribeño y en otros espacios muy diversos
dentro y fuera de México. Como dignos representantes de la Música Tradicional Mexicana han llevado el Huapango Arribeño a Rusia, Holanda, Alemania, Inglaterra, Chile, Puerto Rico, Italia, Portugal, Africa, Las Canarias, Francia, Japón, España, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, etc..
Tienen en su haber 35 grabaciones.