OPINIÓN

LA LITURGIA DEL PRI PARA SELECCIONAR CANDIDATOS.

Hay suficientes evidencias de que en el PRI se mantienen vivas las liturgias heredadas de la era Jurásica. Formas y prácticas de aquel periodo previo a la transición a la democracia. Época en que el Revolucionario Institucional era el partido hegemónico.

En los últimos meses hemos sido testigos de la restauración de artificios ancestrales como la del “Tapado”, “El dedazo”, “La Cargada” y la añoranza por “El destape”. Estos usos y costumbres siguen vigentes y seducen la imaginación y los empeños de la clase política priista. Los decanos del PRI no han dejado de teorizar acerca de quién será el posible candidato a la presidencia de la república y de especular cuál será el día del destape. Lo hacen con gozo y porque no quieren estar fuera de la jugada. Utilizan para ello su experiencia, conocimiento y habilidad para “leer” más allá de las apariencias e interpretar con ojo clínico cada hecho, palabra, acto simbólico o coyuntura que les revele la identidad “Del Bueno”, del que sin duda será señalado por “El Gran Elector”.

Al mismo tiempo que esto ocurre, la dirigencia nacional del PRI hace su parte en esta trama. Ya convocó el pasado 20 de octubre a Sesión Extraordinaria del Consejo Político Nacional para definir los métodos con los que se seleccionará a los 3 mil 326 candidatos a cargos de elección popular que estarán en disputa el 1º de julio de 2018.

Éste órgano de gobierno interno ya decidió que será a través de Convención de Delegados y por la vía de una misteriosa Comisión para la Postulación de Candidatos que habrá de seleccionar a los competidores. Y sólo en casos muy especiales se autorizará la elección directa a través de militantes.

Tanto la Convención de Delegados cómo la hermética Comisión para la Postulación de Candidatos son procedimientos de elección cerrados a través de los cuales se tramitan los intereses y negociaciones impuestas por los Sectores del partido, los gobernadores y los grupos de presión más poderosos que coexisten en el PRI.

Las asambleas que deciden en una Convención de Delegados se arman con cuotas de militantes dóciles que aportan los Sectores, Organizaciones, Alcaldes, líderes de sección y presidentes de comités directivos adiestrados en los rigores de la “Línea” que les dicten desde las cúpulas.

Cuando ya se han definido las “cuotas” de candidatos que les corresponden a cada poder de facto que existe en las entrañas del PRI, la Convención de Delegados sólo cumple con la liturgia de legitimar en un gran acto de simulación a tal o cual militante o aspirante “externo” como candidato.

Más vertical y antidemocrática es la modalidad en la que actúa la Comisión para la Postulación de Candidatos. Esta entelequia se compone de 7 notables que en el caso de San Luis Potosí aún se desconoce quiénes son, pero que seguramente actuarán como personeros de los que realmente toman las decisiones, llámese gobernador, dirigente de sector o grupo de presión que tienen intereses y proyecto político que defender.

Por si esto fuera poco ahora la Ley obliga a los partidos a cumplir con la cuota de género. Esto quiere decir que en el caso que nos ocupa, el del PRI, deberá postular a un 50% de mujeres a TODOS los cargos de elección popular. En San Luis Potosí se traduce en que 29 mujeres tendrán que ser candidatas a presidentas

municipales, les guste o no a los misóginos priistas que abunda en este instituto político.

Pero ¿Quién decide en que municipios va una mujer y en cuáles un hombre? Pues fácil, lo deciden los que mandan a través de la dichosa Comisión para la Postulación de Candidatos. Esta poderosa cofradía “reservará” 29 lugares de los 58 municipios en los que deberá ir una mujer como candidata. En ellos no habrá elección. Se asignarán arbitrariamente. Lo mismo se hará al momento de decidir acerca de quiénes serán los candidatos a diputados locales. Como se sabe, en nuestro estado son 15 distritos locales electorales, así que por lo menos 8 serán para mujeres.

Pero esto no acaba aquí. El PRI acordó en su XXII Asamblea Nacional del pasado 12 de agosto que el 30% de las candidaturas deben ser entregadas de manera directa a jóvenes de hasta 35 años. También en estos casos serán asignadas verticalmente.

Y ya para cerrar con broche de oro y cumplir con un criterio impuesto por el Instituto Nacional Electoral, los partidos tienen que postular como candidatos a diputados, sin excusa ni pretexto, a un ciudadano indígena en aquellos distritos en los que los autóctonos constituyan el 40% o más de la población (Por ejemplo el distrito XIV local, con cabecera en Tancanhuitz y el VII federal con sede en Tamazunchale).

¿Cómo le van a hacer los que mandan en el PRI para cumplir con todo este enredado diseño? Pues de la única manera que conocen: imponiendo candidatos.

Así están las cosas en el inicio de lo que ya desde ahora se aprecia como un periodo de tensiones, decisiones verticales y conflictos internos al interior del Partido Revolucionario Institucional. ¡Qué Dios los agarre confesados!

Así sucedió. Caras y caretas. Muy mal operada la gestión realizada ante el Congreso del estado en el asunto de las ternas para ocupar las Fiscalías Anticorrupción y Electoral. Violando los tiempos que estableció la reforma constitucional en sus artículos transitorios y con un evidente desaseo el Secretario de gobierno exhibió su incapacidad. Incluso, en un vano afán de maquillar los errores que cometió, apareció tardíamente a explicar a los medios de comunicación que había cumplido “en tiempo y forma” con su obligación, subestimando con ello la inteligencia de los ciudadanos.

Con mentiras y tropiezos mal disimulados se provocaron sospechas y críticas que pudieron evitarse. No dan una. Como decía el gran Mago Septién: “en el béisbol no hay defensa contra una base por bolas.”

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