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LÓPEZ GATELL PRENDIÓ Y APAGÓ LA LUZ EN LA CONAGO

DÍA INTENSO SE VIVIÓ EN SLP; EL SUB SECRETARIO DE SALUD, BIEN LIBRADO Y SIN RENCORES, Y POR OTRO LADO MANIFESTANTES Y “AMLOVERS”, SE DISPUTARON EL BOULEVARD ROCHA CORDERO.

DÍA INTENSO SE VIVIÓ EN SLP; EL SUB SECRETARIO DE SALUD, BIEN LIBRADO Y SIN RENCORES.

LÓPEZ OBRADOR LLEGÓ DE MALAS Y SE FUE DE BUENAS.

MANIFESTANTES Y “AMLOVERS”, SE DISPUTARON EL BOULEVARD ROCHA CORDERO.

Los cubre bocas no alcanzaron a ocultar el enojo, la inconformidad y la frustración de los gobernadores que tenían frente a ellos, al responsable de la semaforización epidemiológica en el país y que genera la parálisis económica, la crisis social y el reclamo permanente: el doctor Hugo López Gatell.

Era la primera vez que se veían cara a cara, sólo con la mirada como mecanismo visible de expresión. Las miradas fueron indiferentes de los integrantes de la Alianza Federalista por un México Mejor, donde están los mandatarios de tres de los estados más importantes del país por su economía y aportación del PIB: Nuevo León, Jalisco y Chihuahua.

Con cubre bocas verde, del color de su corbata, el científico se levantó temprano y afuera de su hotel, a bordo de la camioneta que lo trasladaría al lugar del encuentro con alguno de sus detractores, fue amable con las reporteras que le pidieron selfies y luego entrevista. “Soy amigo de ellos, yo si los quiero”, respondió con voz suave a la pregunta de qué piensa de que a algunos mandatarios estatales “usted les cae gordo”.

Fue de los primeros en llegar a la LIX Reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores celebrada en el Centro de Convenciones, ese impresionante edificio construido en la única administración panista que ha tenido San Luis Potosí.

En su acceso, apresuró el saludo a quienes “sí lo quieren” y se preparaba para lo que, podría ser, una dura jornada. No fue así, el tema de su renuncia ni siquiera se trató, como lo confirmó el gobernador Juan Manuel Carreras.

López Gatell prendió y apagó la luz. Fue de los primeros en llegar y el último en retirarse, ya que encabezó la tradicional rueda de prensa de salud desde ese mismo recinto. Los reporteros trataron de engancharlo con los gobernadores pero no pudieron, su respuesta siempre fue que “los criterios políticos no se van a privilegiar”.

La jornada para los mandatarios empezó a las 8 de la mañana. Hospedados en los mejores hoteles de la capital, se dividieron en grupos. Los de la alianza federalista en el hotel boutique del centro histórico de 3,800 pesos la noche. Los demás, en la torre del Conrad a poniente. Otros optaron por llegar directo al evento proveniente de sus entidades, sobre todo los que son vecinos de la capital potosina.

Hundido en el asiento de piel del copiloto de una Suburban blindada, el presidente Andrés Manuel López Obradr apenas levantó la mano con fastidio para regalar un saludo desganado a los periodistas que encontró a su paso.

Tuvo dos horas, en el trayecto terrestre de Querétaro a San Luis, para meditar sobre el revire mañanero que le dio el gobernador panista Francisco Domínguez, acusando intenciones políticas y electoreras en la filtración de un video donde su ahora ex secretario particular recibía maletas de billetes, para pagar sobornos a legisladores a cambio de su voto en favor de la reforma energética.

Son bajezas inauditas, había dicho Pancho en su defensa, con una mirada acusadora al presidente. Se volvieron a encontrar horas después, pero fue la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Contreras quien abrió el diálogo personalizado. “Hablé con todos los gobernadores y por supuesto con el de Querétaro. Sacó a relucir su condición de mediadora, pero con no muy buenos resultados. No quiso abundar nada, y lo seco de su respuesta, mostró que esto apenas empieza.

Fueron casi cinco horas las que el presidente López Obrador convivió con los 29 gobernadores, y las Claudias, la Gobernadora de Sonora Claudia Pavlovich y la jefa de gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum. El único ausente fue el gobernador de Chiapas.

López Obrador traía bajo el brazo el dulce que rápidamente enseñó: ofreció a los gobernadores “ayudarles” en la reestructuración de la deuda de sus estados a través de Banobras, entregarles puntualmente sus participaciones y que la Unidad de Inteligencia Financiera firme convenios para recuperar el dinero de las “empresas fantasmas”. Eso calmó los ánimos contra López Gatell y los reclamos del abandono federal hacia las entidades. Político al fin, el presidente libró la reunión y se fue contento. Hasta se quedó a la comida que sirvió Matienzo.

Algunos gobernadores como el de Hidalgo, el de Morelos y Tabasco se fueron después de la fotografía oficial al restaurante Argentino en plaza Citadella. Ahí, entre bifes y costillas, prolongaron la tarde casi hasta las ocho de la noche, haciendo un resumen, a su estilo, del encuentro.

Afuera, en la calle, fue lo de siempre. Los filtros y los cercos a cargo de la Policía Estatal y el apoyo de la Federal. El comandante Jaime Pineda al pendiente de todo el operativo, mientras llegaban los manifestantes, algunos de ellos, desde la madrugada lograron colarse al Centro de Convenciones con todo y camioneta, hasta que fueron detectado y desalojados.

Los anti-AMLO acusados de fifís con cacerolas, los transportistas con sus pancartas, una mujer pidiendo ayuda para su papá que ganó una demanda al IMSS, los productores de Chihuahua que exigen agua y que fueron bajados de sus autobuses cuando circulaban por la avenida Salvador Nava ya que está prohibido, los comerciantes del centro histórico. Todos, sudorosos y molestos. Pero el presidente no pasó frente a ellos, optó por otra ruta.

Tenía a su súper delegado Gabino Morales y al notario que gritaba arriba de un banquito contra el gobernador panista –todos saben quien es y mejor no lo mencionamos- tratando de contenerlos y lo lograron…por aburrimiento. Tras algunas horas de gritar y con el hambre encima, optaron por retirarse y dar por perdida la intentona de encarar al presidente. Se acercaron los morenistas para darles gel anti bacterial, casualmente en el momento en que se acercaba la senadora perredista Leonor Noyola, pero nadie se enganchó.

Exactamente como en el pasado, los “servidores de la Nación”, jóvenes vestidos de mezclilla y chaleco, acudieron para dar visible apoyo al Presidente. Los trajeron de un lado a otro afuera del recinto, supervisados por Gabino Morales, quien, mientras caminaba, era seguido de cerca por su camioneta blindada. Cuando el cansancio los venció, fueron recompensados con dos tortas y un refresco, que degustaron sentados en la banqueta.

Pasadas las cinco de la tarde, las potentes camionetas empezaron a abandonar el Centro de Convenciones, quemando llanta y con guardias de ojos saltones asomándose por las ventanillas. El presidente todavía se quedó un rato más, se le veía de buen humor y cuando decidió marcharse, los Servidores de la Nación hicieron una valla en la lateral del boulevard Rocha Cordero y alcanzó a levantar el pulgar con la ventanilla abajo, en señal de que todo había salido bien.

Sobre la arteria principal, automovilistas hicieron tocar el claxon durante varias horas, iban y venían, en un intento por demostrar de alguna manera, el apoyo incondicional al jefe de la Nacion, ante la sonrisa de Gabino que caminaba con el pecho inflado, las pompis apretadas y la mirada perdida en el infinito. Pero solamente los veían los policías con cara de fastidio, sus ayudantes barberos y los reporteros abandonados a su suerte.

Olga Sánchez Cordero, la ministra, como le dicen, recordó en la conferencia de prensa que cerró los trabajos de la Convención de la CONAGO, que desde Benito Juárez, en el siglo 19, no se había realizado un encuentro al que asistiera el presidente de la República, su gabinete legal y ampliado y los gobernadores del país…como le platicó el mandatario Juan Manuel Carreras.

Así, México se encamina a un nuevo federalismo de justicia, equidad y democracia, como lo exigieron los gobernadores y como lo prometió el gobierno federal.

Con información de Raymundo Rocha/ El Sol de San Luis.

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