ASESORES CON SUELDOS EXORBITANTES , LA JUCOPO, ¿CÓMPLICE? USAN EL DINERO PÚBLICO PARA PAGAR FAVORES, CÁNDIDO Y EDSON LOS ARTÍFICES.
Por: Ángel Castillo Torres
Cuando pensábamos que ya no volveríamos a ser testigos de un nuevo escándalo en el congreso del estado los diputados Cándido Ochoa y Edson Quintanar se ha visto involucrados en un nuevo caso de presunto abuso de poder con fuerte olor a corrupción en beneficio de dos de sus acólitos.
Gracias a una impecable investigación realizada por la organización “Ciudadanos Observando” nos hemos enterado que actuando sigilosamente y en la oscuridad el diputado morenista Edson Quintanar y el ex vicegobernador del estado Cándido Ochoa decidieron premiar a dos de sus empleados con un sueldo de 68 mil pesos mensuales, salario que viola los tabuladores autorizados por la Junta de Coordinación Política.
Teniendo en su poder evidencias de un uso ilícito y patrimonialista del erario público “Ciudadanos Observando” han demandado ante la Fiscalía Anticorrupción a los dos diputados presuntamente culpables.
Los beneficiarios de este acto de nepotismo son Guillermo Balderas Reyes y Eduardo González Sierra quienes hasta antes de esta absurda decisión ganaban 40 mil pesos mensuales. Pero resulta que de la noche a la mañana y con la complicidad – por acción u omisión- de otros integrantes de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO), Cándido y Edson decidieron de manera arbitraria aumentar de manera desproporcionada el sueldo a dos de sus incondicionales para motivarlos a cumplir encargos orientados a tomar el control de dos áreas estratégicas del Congreso: La Coordinación de Asuntos Jurídicos y la Contraloría Interna. Obviamente con la intención de imponer su voluntad a quiénes ahí trabajan y darles línea de lo que hay que hacer.
Todo indica que esta jugada es parte de un plan maquiavélico para someter gradualmente a éstas dos áreas estratégicas del Congreso para ponerlas a su servicio y exprimirlas. Política y económicamente es un botín muy apetitoso.
Esta maniobra de colonización ya la aplicó Cándido Ochoa cuando fue secretario de gobierno en la administración de Fernando Toranzo redituándole magníficas ganancias. En esa época se ganó merecidamente el título nobiliario de El Gran Recaudador. Por cierto, un personaje del que se valió para todas sus triquiñuelas fue precisamente Eduardo González Sierra quien a la sazón actuó como fiel escudero y cómplice.
La siniestra alianza entre el joven e inexperto diputado de Morena y el ladino ex vicegobernador pone al descubierto que Cándido ya le tripula el cerebro al ingenuo Edson quien no se ha puesto a pensar que al enredarse con el ex secretario de gobierno le está vendiendo su alma al diablo y contradiciendo los principios de doctrina que le ha inculcado su líder, Andrés Manuel López Obrador: No mentir, no engañar, no robar al pueblo.
Ahora que han sido descubiertos con las manos en la masa están tratando de disfrazar la ilegal maniobra. Han tratado de deslindarse negando ser los autores intelectuales de estos hechos. Fingiendo demencia han declaro que si hay algo irregular se corregirá y los asesores beneficiados tendrán que regresar el dinero que cobraron de más.
En este momento no se sabe hasta qué punto están involucrados en esta tranza los otros integrantes de la Junta de Coordinación Política (Rolando Hervert Lara, Mauricio Ramírez Konishi, Paola Arreola Nieto, María Isabel González Tovar, Mario Lárraga Delgado, Oscar Vera Fabregat, Eugenio Govea Arcos y Martha Barajas García).
Por ello es urgente que aclaren su posición en este enredo o serán juzgados en el Tribunal de la Opinión Pública y, quizás, si llegara a ocurrir un milagro, en la Fiscalía Anticorrupción.
Todos los diputados que conforman la JUCOPO saben que tienen las manos manchadas y que se hayan atrapados en un callejón sin salida. Hay indicios de que estaban enterados de este caso de favoritismo que violenta la ley y que podrían ser acusados de complicidad. Por eso están buscando una ruta de escape que los salve.
La llave que abre la puerta de la salvación la tiene la diputada Sonia Mendoza. Como presidenta de la mesa directiva del congreso podría firmar los contratos de Guillermo Balderas y Eduardo González Sierra con una fecha anterior al día que estalló el escándalo que denunció Ciudadanos Observando. Es decir, volverse cómplice y simular que no se cometió una violación a la ley avalando los contratos que respaldan el desproporcionado aumento de sueldo que beneficia a estos secuaces de Cándido y Edson.
Pero, ¿Se atreverá la diputada Mendoza a encubrirlos sabiendo que está siendo observada? ¿Se jugaría su futuro político apoyando este fraude a la ley?
Será muy importante dar seguimiento y vigilar a los diputados involucrado para conocer cómo resolverán este agravio a la sociedad.