Convencida de dedicar su vida a la protección de las familias potosinas, ingresó a la Academia de Seguridad Pública del Estado en el año de 1993.
• “Es un orgullo para mí y mi familia”, afirma emocionada al recordar su larga trayectoria y diferentes encargos en la, hoy, Guardia Civil Estatal.
Lo que empezó como un deseo de portar orgullosa el uniforme de policía, servir y proteger a la población potosina en el año 1993, hoy, 28 años después, culmina una carrera llena de satisfacciones. De firme vocación policial, la suboficial y licenciada en Derecho, Raquel Méndez Navarro, aguerrida integrante de la Policía Estatal, hoy, Guardia Civil Estatal, cumple un ciclo de vida y se retira de la corporación.
Raquel da por concluida la semana laboral más importante de su vida, porque este día concluyen 28 años de entrega, tenacidad, profesionalismo y responsabilidad en diferentes encomiendas dentro de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, convertida ahora en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Estado; cargos en los que siempre dio muestra de su pasión por esta noble carrera y profesión.
Envuelta en nostalgia, Raquel recuerda que ingresó a la Academia de Formación policial por influencia de su hermano –quien ya se desempeñaba como elemento estatal-: “siempre me atrajo cómo se veía el uniforme, el respeto que imponía al portar sus insignias, presencia, seguridad, verse como un policía, yo también quería sentir esa emoción y por eso decidí enlistarme para la Academia”.
Un 15 de julio de 1993 salió de un proceso de preparación la joven entusiasta, motivada por aprender nuevas cosas y ser el orgullo de su familia como de su hermano; estaba lista para poner en práctica todo lo experimentado en la Academia de Policía, sin imaginar las inolvidables experiencias por vivir en la labor de proteger la integridad y patrimonio de las familias potosinas.
Luego de algunos años de iniciar en la Secretaría de Seguridad, las cosas empezarían a tomar un rumbo diferente tras su primer embarazo, pues tuvo que dejar una de sus grandes pasiones por cuidar su salud y la de su bebé. Un año después estaba lista para continuar, ahora con una motivación mayor, aunque los tiempos habían cambiado y eran difíciles, pues el servicio demandaba cubrir diferentes turnos y el espacio en familia era más corto de lo deseado. No obstante, no fue impedimento para abandonar su sueño y dedicar prácticamente su vida a una de las profesiones más complejas hoy en día.
Luego de dos años de retomar su carrera fue asignada a Villa de Reyes en diferentes eventos y coberturas, cumpliendo con su labor policial y dándose los espacios necesarios para la convivencia con su hijo y familia. “Después de dejar a tu familia llegabas a la base y eras tú solamente, dejas tus problemas, pensamientos atrás para dedicarte al cien por ciento a tu encargo como policía, enfocarte, sacar el trabajo y cumplir con tus deberes”.
Dos años más tarde, fue integrada al grupo ERCCO: Equipo de Reacción Contra el Crimen Organizado, uno de los agrupamientos de más renombre dentro de la Secretaría, donde continuó desarrollándose con total responsabilidad. Ahí, el ímpetu era mayor, así como el compañerismo y la responsabilidad: “éramos entrones, sentías el apoyo de los jefes y te incentivaban para dar lo mejor aún con la presión que ejercían en ti, siempre dabas el máximo, había muy buenas detenciones, incluso varios de los que estaban en ese grupo hoy en día ya son jefes de área”.
Con mucha fraternidad, recordó también la situación a la que todo Policía está expuesto, que es la pérdida de la vida en el ejercicio de sus funciones, “son de los momentos más difíciles, cuando como policía enfrentas la pérdida de tus hermanos de sangre azul en un enfrentamiento, porque convives tanto con ellos, los ves a diario, conoces su vida, que un día cuando ya no están sientes un gran vacío”.
Dijo que de sus compañeros abatidos le quedaron los mejores aprendizajes, buenas historias y el impulso del compromiso a seguir dando lo mejor para el bienestar social de las personas.
Tiempo después, y luego de conocer la dinámica en las calles y enfrentar a la delincuencia directamente, fue incorporada al área administrativa, donde la resolución de problemas y estrategias también fungió como una pieza clave durante su invaluable trayectoria; siempre se distinguió tener una habilidad por aprender rápido y de preguntar todas las dudas para adecuarse a sus nuevas funciones.
Posteriormente, su capacidad la llevó a ocupar un nuevo espacio: el departamento jurídico, en el cual brindó asesoría legal a los elementos al momento de una detención, sobre un proceso y también el seguimiento de los casos por posibles denuncias en contra de algún agente policial, una nueva experiencia que la complementó como policía, como mujer y como profesionista.
Aunque por momentos dudó en aceptar los cambios laborales de su carrera, antepuso la disciplina y el acatamiento que se adquiere al desempeñarse como policía, además de que supo que el ejemplo del trabajo es lo que impulsa a los superiores a tomar decisiones y proponer nuevas designaciones y funciones.
A casi 30 años de servir a la ciudadanía, Raquel sabe que cada generación de cadetes es diferente, al igual que las necesidades que requiere la población: “la ciudad es más grande que antes, pero el propósito siempre será el mismo: brindar un servicio a las y los potosinos, cuidar de su integridad y velar porque la ley se cumpla”.
Añadió que jamás habrá algo tan reconfortante y que llene el alma de un policía como recibir el agradecimiento de las personas al auxiliarlas, y afirmó que hoy se siente tan orgullosa de sí misma por su intachable crecimiento y entrega a la carrera policial, donde vivió los mejores momentos en las calles, al saludar y a ayudar a quien más lo necesitó; al contribuir a la seguridad pública de la población, al regresar a casa y recibir el abrazo de sus hijos.
A sus compañeros y compañeras que se quedan al frente de la seguridad de San Luis Potosí, los exhortó a reforzar el sentido de pertenencia y su vocación de servicio, a nunca dejarse doblegar por la delincuencia y ser día a día el orgullo de sus familias y de la población.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Estado reconoce a Raquel Méndez Navarro por 28 años de constancia, entrega y profesionalismo en la consolidación de la paz y tranquilidad para las familias, deseándole que esta nueva etapa esté llena de logros personales, familiares y mucha felicidad. ¡Muchas gracias, Raquel por tu pasión al servicio del pueblo!