Desde el mismo lugar donde fue detenida, en el que acusó venganza política y muchas veces se le negó llevar su proceso en libertad, Rosario Robles Berlanga, lloró al ser absuelta del proceso penal por el delito de uso indebido del servicio público que la FGR le siguió por tres años en el caso de la llamada “Estafa maestra”.
Lo mismo hizo su hija Mariana Moguel en la sala de audiencias del Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Sur, tras escuchar la sentencia del juez federal Roberto Omar Paredes Gorostieta y Femat: “No considero necesario patear el balón para seguir insistiendo en una figura que no encontraba asidero legal”.
En audiencia de cumplimiento a una ejecutoria de amparo que el Noveno Tribunal Colegiado en Materia Penal otorgó a Robles Berlanga, el juez resolvió dejar sin efecto la acusación por la omisión de evitar el presunto desvío de más de 5 mil mdp cuando estuvo al frente de las secretarías de Desarrollo Social (SEDESOL) y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) en el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto, al considerar que los hechos imputados no son de tipo penal, sino de carácter administrativo, a los que le se debió aplicar la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.
“En consecuencia, considero que las conductas atribuidas a María del Rosario Robles Berlanga por la Fiscalía General de la República deben ser perseguidas por la Ley Federal de Responsabilidad Hacendaria y no por el artículo 214 del Código Penal Federal”, sentenció.
Fueron cinco horas de incertidumbre para Rosario Robles, quien acudió a la audiencia vestida de rojo y negro, dejando atrás aquel vestido blanco con el que se presentó voluntariamente por primera vez en el Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Sur para enfrentar las acusaciones por las que quedó detenida en agosto de 2019.
Como parte de la sentencia, el juzgador retiró las medidas cautelares impuestas a la exfuncionaria federal consistentes en la firma quincenal del libro de procesados y la retención de su pasaporte.
SIN RENCOR.
“Soy inocente siempre di la cara, viví la injusticia en carne propia tres años y ahora me tocará seguir luchando por muchas mujeres que conocí sin tener la capacidad de voz”, dijo Rosario Robles Berlanga al salir del Centro de Justicia Penal Federal.
Tomada de la mano de su hija Mariana Moguel, y en compañía de sus abogados, Rosario Robles Berlanga insistió que no tiene resentimientos ni rencores por haber permanecido tres años encarcelada, por el delito de uso indebido del servicio público que la Fiscalía General de la República (FGR) siguió por la vía penal y no por la vía administrativa.