Poco a poco crece la agitación política en el país. Ya hay precandidatos a la presidencia de la república. Las campañas internas han comenzado el 14 de diciembre. Los independientes se afanan en conseguir los apoyos para su registro y en los estados de la república surgen los primeros aspirantes a los cargos de elección popular.
El proceso electoral 2017-2018 servirá para renovar tres mil 406 cargos de elección popular. Además de la elección de presidente de la república se renovarán las Cámaras de diputados y Senadores, nueve gubernaturas, Congresos locales y Ayuntamientos. En total el 80% de los cargos de representación política del país.
Se instalarán 156 mil 99 casillas. Habrá un millón 392 funcionarios electorales; se imprimirán 520 millones de boletas para sufragar y los partidos políticos recibirán seis mil 788 millones pesos como financiamiento público. Y durante todo el proceso electoral se escucharán 53 millones de anuncios en radio y televisión.
Se reconoce que las elecciones del próximo año serán complejas y competidas. Que la incertidumbre dominará el proceso. Que nuestra democracia estará a prueba. Que es difícil pronosticar quién va a ganar.
A partir de ahora los errores y aciertos serán ingredientes que perturben el resultado. Afectarán para bien o para mal la estrategia de cada partido, el carisma de los candidatos, la organización territorial, la disciplina de los militantes, la propaganda, las redes sociales, el dinero, la inseguridad, la economía y el entorno internacional.
Cierto que en el arranque del proceso hay quien lleva la delantera, según las encuestas,
A nivel nacional reportan que López Obrador es el puntero. Que Ricardo Anaya va en segundo lugar y que José Antonio Meade se ubica en el tercer lugar. Y que los Independientes con más probabilidad de aparecer en la boleta son El Bronco y Margarita Zavala.
Pero esta clasificación puede cambiar. Faltan días y meses por transcurrir antes de que veamos tendencias firmes. 25% de los potenciales electores no han decidido por quien votar. Están indecisos. Quieren conocer a los candidatos, escuchar sus propuestas, dejarse seducir.
Inicia el proceso electoral y hay hartazgo y malestar con la política. Irrita a los ciudadanos la desvergüenza de las élites, la persistencia de la corrupción, la pobreza, la inseguridad y la impunidad. El candidato que ofrezca soluciones creíbles a esta problemática atraerá incontables electores.
A nivel local los partidos han publicado las convocatorias que regulan la inscripción de precandidatos a las diputaciones y Ayuntamientos y muy pronto deberán registrar los convenios de coalición.
Esto explica porque en nuestro estado ya asoman su cara los primeros aspirantes. Es posible observar una guerra sorda al interior de los partidos para ganar candidaturas.
Los institutos políticos deberán procesar la elección de sus candidatos en enero. Tienen hasta el 1º de febrero para registrar ante el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPC) a sus precandidatos a Alcaldes y diputados locales. Luego, los inscritos y aceptados, deberán realizar campaña interna del 1º al 22 de febrero.
Por esta razón, desde hace días, cada partido ha empezado a elaborar los primeros listados de precandidatos que podrían estar en la boleta electoral. Deben cuidar la equidad de género, 50% de candidaturas para mujeres. Esto quiere decir que 29 féminas serán postuladas para presidentas municipales y 8 a diputaciones locales. Para cumplir este requisito las precandidatas serán
designadas de manera directa. En el caso muy particular del PRI deberán además postular a un 30% de jóvenes a cargos de elección popular. Serán designados sin mediar competencia interna.
Luego vendrá un mes (abril) de aparente tranquilidad ya con candidatas y candidatos electos en cada partido. Será un periodo de organización interna para armar equipos de campaña, definir estrategias, atender inconformidades y litigios.
Llegará luego el 29 de mayo, día en que oficialmente inician las campañas para Ayuntamientos y diputaciones locales. Para entonces, la pasión, el ruido mediático y la guerra electoral dominarán el ánimo de los competidores.
Posteriormente y ya casi para rematar el proceso, del 28 al 30 de junio, se deberá respetar la famosa veda electoral. Serán días de silencio obligado y fin del activismo político. Los electores harán una última reflexión antes de decidir su voto.
Finalmente llegará el domingo primero de julio, día de la Jornada Electoral.
Ese día, desde las primeras horas de la noche, conoceremos distintas versiones de quién ha ganado la presidencia de la república. También sabremos quiénes se alzan con la victoria en nuestro estado en las diputaciones, las Senadurías y los Ayuntamientos. Veremos escenas de dolor y alegría.
Habrá como resultado de la elección un nuevo mapa político. Sabremos si nuestra democracia pasó la prueba de ácido. Serán días de combate postelectoral en los que sabremos si nuestra democracia se consolida o si por el contrario nos deslizamos en una espiral de regresión política.
Lo dicho, el tiempo de elecciones está entre nosotros. ¡Qué hablen los votos!
CARAS Y CARETAS.
En nuestro estado continúan los problemas para concretar la coalición “Por México al Frente”.
Panistas, perredistas y aliancistas se resisten. Ello a pesar del empeño negociador de Ricardo Anaya en su reciente gira de proselitismo por tierras potosinas.
Se ha acentuado en Acción Nacional la inconformidad por el reparto de candidaturas comprometidas en el convenio firmado ante el Instituto Nacional Electoral. Consideran que en la negociación perdieron plazas en las que han sido competitivos y ganadores.
Las negociaciones siguen pero se ve difícil un acuerdo. Tienen hasta el 3 de enero para definir si van en coalición parcial o flexible.
De entrada en los municipios de la Capital y Soledad de Graciano Sánchez será imposible la alianza.
Por otro lado es un enigma saber quiénes serán finalmente los candidatos al Senado de la república. Al momento de repartir los espacios los panistas tuvieron que conformarse con el segundo lugar en la fórmula senatorial. Este arreglo sacó de la jugada a importantes aspirantes causando malestar y frustración.
El gran ganador está resultando ser el PRD. Más específicamente el grupo de Ricardo Gallardo. Ellos van a proponer a la candidata al Senado en el primer lugar de la fórmula y a tres contendientes a diputados federales.
Las circunstancias están favoreciendo el proyecto político de la Gallardía. Y el panismo potosino está contribuyendo a ello. A ver qué dicen sus militantes y simpatizantes de base. Pero sobre todo su voto duro en la sociedad.
¡Nadie sabe para quién trabaja!
